Giovany Peñate Cruz -
Después de leer este trabajo
de mi colega Idalia Vázquez Zerquera, donde la historia gira
alrededor de la realidad que día a día vive mi hermano de 10 años, espero que
muchos comprendan y entiendan que el bloqueo de EEUU contra Cuba es más que una
frase o una palabra.
En ocasiones creemos que el bloqueo es simplemente una ley del gobierno
norteamericano contra Cuba, una excusa de la Revolución para esconder una
supuesta “ineficiencia del socialismo” y caemos en las formas manidas de
condenar el bloqueo sin saber verdaderamente cuánto daño y sufrimiento causa
esta política.
A quienes no les ha tocado nunca visitar una Escuela Especial, una sala de
cuidados intensivos o de tratamiento oncológico de un Hospital, ya sea
Pediátrico o General, les resulta muy difícil entender las razones de todo un
pueblo contra el bloqueo.
Cuando niño llegue a pensar que el embargo, como le llaman los gobernantes
de ese país, no influía en la vida del cubano tanto como señalaban los medios
de comunicación de nuestra isla, pero cuando mi hermano Abel Morales Cruz,
ingresó a la Escuela Especial Fructuoso Rodríguez Pérez descubrí las verdades
del bloqueo.
Mi hermano Abelito (nombre afectivo) quedó completamente ciego producto de
un desprendimiento de retina a los 17 meses de vida, sin embargo, su condición
no ha impedido que hoy curse el quinto grado en la enseñanza primaria como
cualquier otro niño.
Desde que mi hermano llegó a la Fructuoso Rodríguez muchos son los
obstáculos que ha impuesto el bloqueo. Por ejemplo las máquinas de escribir en
Braille se rompen y no se pueden importar porque los grandes productores son
estadounidenses y el bloqueo nos les permite vender este producto a nuestro
país, las compras se realizan por terceras naciones a precios tres veces
mayores y corriendo el riesgo de la imposición de una multa gigantesca por el
Departamento del Tesoro de EEUU, sin embargo Abelito escribe y aprende ya sea
con máquinas arregladas gracias a la inventiva de sus profes o con regleta y
punzón aunque cueste un poco de trabajo.
Similar suerte corre el papel que utiliza Abelito para escribir, en ocasiones
escasea por su alto precio y lo compleja que resulta su compra por las
restricciones estadounidenses, en el mismo camino se encuentra la impresora en
Braille, artefacto capaz de plasmar en relieve las figuras y el texto de los
libros y medios necesarios.
No obstante mi hermano sigue adelante con sus profes que le producen sus
medios de enseñanza y los materiales bibliográficos con el empleo de materias
primas alternativas: placas de rayos x, poliespuma, cartón, hilo, espaguetis,
fideos, tela y otros componentes insospechados que ante la necesidad de
aprendizaje de Abelito y el ingenio de los profesores se convierten en
suplentes de los productos que realmente se necesitan pero con los que no se
cuenta. Las dificultades son múltiples pero los deseos de salir adelante
mayores.
¿Cuántos Abelitos no existen en Cuba hospitalizados, esperando un
medicamento contra el cáncer o que les puede salvar la vida y que no llega por
las garras del bloqueo? Sin embargo, no se pierden las esperanzas si el
medicamento aparece en algún lugar hay que traerlo al precio que sea necesario.
¿Cuántos maestros y padres cubanos se las ingenian para que sus niños logren
aprender con medios y materiales alternativos a pesar de la escasez causada por
el bloqueo?
De niño no me gustaba hablar del bloqueo, pero la vida y mi hermano me han
demostrado que para Cuba bloqueo es más que 7 letras, más que una palabra o una
expresión. Bloqueo representa para Cuba una política trazada y aplicada con
mano de hierro ensangrentada, representa la resistencia de un pueblo a la
violación flagrante de sus derechos más elementales. Y como esta historia se
repite una y otra vez en nuestro país, no tengo dudas en afirmar que en Cuba
muchos Abelitos votan contra el bloqueo.
A veces no somos concientes de lo que provoca el bloqueo hasta que vemos historias como estas, wow.. me conmovio
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