Aires de Clásico



Lázaro Arias Yusta -
Continúa el conteo regresivo: solo queda tiempo para pulir detalles, ya están todos los clasificados y se espera una fuerte disputa entre las selecciones contendientes.
Otra vez la selección de Cuba marchará con la cabeza en alto a tierras niponas para buscar un boleto a la segunda fase, a levantar polvo del terreno, a defender el sueño de todos los cubanos, pero todos sabemos que, del Tercer Clásico hasta la fecha, mucho ha perdido el pasatiempo nacional.

El Clásico Mundial surge como iniciativa de la Major League Béisbol (MLB) en el 2005, como respuesta al retiro del béisbol de los Juegos Olímpicos. Se consagra en el 2006 con sede en varias ciudades del mundo para luego celebrarse las rondas finales en tierras norteamericanas.
Si bien en los Estados Unidos no ha logrado erigirse como competición, o situarse siquiera a la sombra de los ratings de las Grandes Ligas, las finales del 2006 y 2009 figuran entre los eventos deportivos con mayor teleaudiencia en la historia de la televisión japonesa. Para los latinos supone una fiesta, constituye la única oportunidad que tienen de ver a las grandes estrellas salidas de sus barrios luciendo el nombre de sus países en la camiseta.
Cuba mantiene un balance favorable de ganados y perdidos de 13-7 en este tipo de competencias, pero desde hace unos años la sequía de títulos es preocupante. Su aceptable actuación en ediciones anteriores de nada servirá.
Hace unos años, antes de comenzar las negociaciones entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol (FCB), mucho antes de que en el período 2014-2015 se marcharan de Cuba unos 150 peloteros, nuestra serie se mantenía fiel a su formato, los especialistas la consideraban entre las cinco mejores a nivel mundial, pero mucha agua ha caído del cielo desde entonces.
Las limitaciones del bloqueo a Cuba ponen un freno inmenso a la normalización del estatus legal de los peloteros cubanos que juegan en La Gran Carpa, obligándolos a firmar una especie de moción que corta toda vinculación de un pelotero con la Federación Cubana, incluso, por jugar al más alto nivel lo obliga a renunciar a su nacionalidad.  

El bloqueo afecta la participación de Cuba en esta competencia de alto nivel y al béisbol cubano en general.
Pero, vale cuestionarse, ¿qué pasaría si cayera el bloqueo y las negociaciones (de las que poco se sabe) que se están llevado a cabo entre la MLB, la Asociación de Jugadores de esta liga y la FCB fructificaran?
¿Cómo quedaría el talento del patio a la hora de confeccionar un equipo Cuba?, ¿se debería permitir jugar a peloteros que han desertado y violado contratos con la Serie Nacional o solo los que han salido legalmente del país?, ¿qué estrategias podrían implementarse para que el torneo local no quedara mal parado si continuara el éxodo?
Mucho que discutir, varios valores puestos sobre la mesa.
Las preguntas pudieran ser más y nos dan una medida de la complejidad de estas negociaciones destinadas a normalizar la actuación de peloteros cubanos. El consenso beneficiaría a todos, el desorden a pocos.
Los equipos profesionales no tendrían que pagar a intermediarios para realizar contrataciones en Cuba, los jugadores cubanos no tendrían que lanzarse a la incertidumbre desde su tierra, la segunda fase de la Serie Nacional podría hacer de liga invernal y cuando un jugador no pudiera mantenerse a nivel MLB no pararían en una liga independiente, nacionalizados por España o algo por el estilo.
Hay que pensar en Cuba en terrenos internacionales sin descuidar nuestra Serie. Sin duda el Clásico es la máxima competencia de selecciones de béisbol a nivel mundial, auspiciada por la MLB que sabe hacer un gran espectáculo, pero no solo está en juego el título, por estos días hay mucho más en juego para los cubanos.
Cronograma del Clásico Mundial en el 2017


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