Juan Ariel Toledo Guerra -
Entre los temas que podrían emanar del
angosto camino para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se
encuentra el de las compensaciones a ciudadanos norteamericanos por las nacionalizaciones
de sus propiedades en 1960.
Pero el primer ingenio que perteneció a
una compañía yanqui en la isla hoy no existe. El proceso de reestructuración de
la industria azucarera comenzado en el 2002 se llevó consigo al Soledad, y con
él, a todo el patrimonio histórico de la zona.
Luego de hacerse con el ingenio, los
americanos protagonizaron el boom azucarero, condujeron a la modernización del
central y a cierto progreso económico. Pero esa bonanza fue fruto de una
cruenta explotación de los obreros.
En sus memorias “Sixty Years in Cuba”, Edwin F. Atkins
describe al mayoral del ingenio Don Pedro García como “un gallego con aspecto
de pirata al que la barba negra le llegaba al pecho y sonaba el cuero duro a
los esclavos”.
El magnate explica en su libro que doce blancos
armados vigilaban a los 1700 negros esclavos. Aunque luego de la abolición de
la esclavitud, comenzó a proliferar en el Soledad la contratación de mano de
obra asiática, como dan cuenta los archivos del central que todavía se conservan.
Los chinos del Central eran enterrados en este cementerio |
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Los antiguos libros de contabilidad todavía se conservan en el batey. |
Esto se debió también a los cambios introducidos por
Atkins que revelaban su mentalidad de esclavista moderno. Él mismo reconoce en
sus escritos que ya no eran tiempos de negros esclavos sino de obreros
asalariados que eran igualmente explotados pero más eficientes.
El dueño del Soledad siempre fue un influyente magnate
con gran reconocimiento en la Lonja de Comercio de La Habana, pero también en
los altos círculos de poder norteamericanos. Su influencia en las
administraciones de Grover Cleveland y William McKinley fue notoria.
Los magnates azucareros occidentales confiaron en 1895
a Atkins la realización de una campaña para desacreditar el heroísmo de los
libertadores cubanos ante los esfuerzos de un grupo de demócratas y
progresistas que reclamaron al Congreso estadounidense el reconocimiento de los
mambises.
El 23 de marzo de 1895 el doctor Joaquín Castillo
Duany, le escribe a Máximo Gómez desde Nueva York que “… el americano más
funesto para nosotros, el que lo tiene todo obstruido en Washington es Míster
Atkins del central Soledad, ¡qué hombre más canalla! Merece que no le dejen
nada parado en su finca.”
La participación de Atkins en la
intervención norteamericana fue decisiva al servir de asesor sobre el tema Cuba
para McKinley y recomendar la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Algunos historiadores aseguran que en la casona del magnate se redactó la Enmienda Platt, hipótesis que aún no ha sido comprobada por la historiografía. |
El siglo XX comienza con el pie derecho para los
negocios en el ingenio. En 1901 Atkins funda la “Harvard Botanical Station for
Tropical Research and Sugar Cane Investigation” para investigar en pos de la mejora
de las variedades de caña de azúcar existentes y la posibilidad de obtener
nuevos cultivos.
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Con el paso del tiempo esta institución se robaría todo el protagonismo de la zona, al convertirse en el Jardín Botánico de Cienfuegos, el más antiguo en funciones de Cuba. |
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El central Soledad fue capaz de moler las mejores variedades de caña como la ppcuba, la media luna 318 o la cq13, entre otras variedades estudiadas en la aledaña estación botánica. |
Las zafras de los años 1919 y 1920 dieron ganancias
fabulosas. La época de las vacas gordas permitieron a la compañía vender azúcar
a una firma que operaba en Boston a precios muy inferiores a los registrados en
el mercado mundial para luego hacer un gran negocio en suelo norteamericano.
Sin embargo, los trabajadores del central y sus
dependencias permanecían con los mismos niveles de salario y la promesa de que
cuando el precio del azúcar bajara se mantendrían las mismas condiciones
salariales y de trabajo. Con la llegada de las vacas flacas, las promesas se
incumplieron, con las consiguientes penurias para los obreros.
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Posterior a la muerte de Atkins en 1926, el ingenio continuó en manos de su esposa e hijos. |
Con la huelga general de 1933 el Partido
Comunista con Ismael Cruz Santana al frente establece una serie de demandas
como el jornal mínimo agrícola, la jornada de 8 horas, el trabajo fijo para los
desempleados. Se decidió “la toma del central”, quedando bajo el poder obrero,
por unos días.
Sin embargo las maniobras por destruir la
resistencia obrera dieron sus frutos. El administrador Míster Wicks y una
comisión del ala derechista del Directorio Estudiantil de Cienfuegos lograron
sofocar la resistencia y el central volvió a manos de los norteamericanos.
Aún así, los obreros lograron formalmente algunas
de sus demandas. Esto lo refleja el periódico “La Correspondencia” al señalar:
“el 31 de agosto de 1933 la administración accedía, formalmente, a las demandas
de los obreros, concediendo un jornal mínimo y ocho horas de trabajo.”
Además se formó el Sindicato Patronal, aunque
estimulado, organizado y dirigido por hombres leales a la administración
norteamericana. A partir de estos años los que podían adquirir trabajo tenían
que ser sumisos totalmente y los obreros de ideología comunista y sospechosos
no tenían oportunidad de trabajar.
La nueva contienda contra la desmedida explotación de los yanquis y patronos
tomó fuerza bajo la dirección de Carlos Jaureguí Delgado. En el año 1946 es
logrado el diferencial azucarero por la FNTA liderada por Jesús Menéndez y
nacionalmente los salarios azucareros se aumentaron a un 50%.Los dueños del Soledad no se resignan a soltar ese aumento y solo lo hacen a un 30%. Estos alternaron su expoliación con supuestos beneficios, con obras de una humillante caridad social, como una escuelita construida en el batey y préstamos de dinero y créditos que podían ser suprimidos ante cualquier rebeldía.
Todas las acciones contra el movimiento obrero fueron aceptadas mansamente por la dirección de la CTK controlada por Eusebio Mujal. El 3 de febrero de 1953 el Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores del Central Soledad y su colonia hacían circular en el periódico “La Correspondencia” sus protestas por tan indignante traición:
“…atrás los sumisos, alto a la voracidad patronal reaccionaria con sus desmedidas ambiciones, fuera los pseudo dirigentes que entregan sus armas…”
Después de 1954 la vigilancia de la guardia rural, con sus chequeos e
indagación y la traición de líderes entreguistas hacen que el movimiento obrero
se debilite y decaiga.
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El triunfo de la Revolución fue recibido en Soledad con júbilo y alegría |
En noviembre de 1959 las propiedades
pasan al estado cubano, recibiendo el nombre del mártir del 30 de noviembre en
Santiago de Cuba, Pepito Tey. El entierro
simbólico de la compañía norteamericana se produce con gran júbilo popular.
Testimonios de Nancy Robaina y el
documento Historia del Central Pepito Tey, antiguo Soledad, de Eloy Macedas,
consultado en el Archivo Histórico de Cienfuegos "Rita Suárez del Villar"
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