Con esta crónica de Lisbeth Moya González, los integrantes de Sin Miedo al Horizonte te deseamos un FELIZ 2017!!!
La comida de la madre que extrañaron todo el año, el abrazo del hermano que desde hace tanto no ven por orgullo, el recibimiento del hijo que se fue a estudiar lejos de casa, el perdón. Eso y más les espera a muchos en diciembre. Pero los finales no son similares para todos…
Héroes anónimos
Ella
tiene hijos y se siente mal por dejarlos en casa, la muerte no sabe de celebraciones.
La bata blanca de todos los días, los tobillos hinchados, el tintineo de las
jeringas en la bandeja. No verá nacer el año con su familia, sino con la
familia de otros que aguardan un milagro. Toma en sus manos el bisturí de las
próximas horas. Afuera loS voladores, la gente gritando, los cubos de agua en
las aceras, los equipajes… Los demás celebran la vida, ella acaba de salvar
una.
Adiós
Se
sientan alrededor del sillón y cantan las mismas canciones de la infancia. Él
es el centro de atención y no sabe porqué. Sus hijos no lo visitaban desde hace
tiempo. Los vio irse uno por uno, por caminos derechos, truncados o desviados…
pero no los vio regresar, hasta hoy. Él bromea y los mira con la misma ternura
que los vio nacer. Ellos lo complacen en todo, y tratan de estar ahí cada
segundo, de aprovechar lo que les queda de padre. Saben que será la última
mirada, la última broma.
Celebrando los recuerdos
Un
día tras otro, así ve la vida. Sus amigos la invitan a celebrar el 31 de
diciembre, ella se niega como cada año. Los vecinos insisten en sumarla a la
fiesta, y ante la negativa rotunda, comentan sobre la que llaman, vieja
aburrida y solitaria. Ellos no saben que celebra a escondidas. Prende una vela
en el cuarto de juguetes y libros escolares. Mira la fotografía de un pequeño y
dice: Ojalá estuvieras aquí.
Diciembre,
no es solo el árbol navideño que nos vende Holywood, o la comidita de familia a
la que bien acostumbrados estamos los cubanos. Hay gente que celebra la vida y
canta a sus recuerdos, con la mejor voz que el llanto deja escuchar. Pero esa
gente, se levanta y camina por las calles todos los días y le da a enero la
oportunidad de curar.
Diciembre también es un mes de héroes anónimos y gente
melancólica.
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