Lázaro Arias - Fácil es decirlo (o escribirlo), difícil materializarlo en el día a día en el terreno de
un deporte tan complicado como el béisbol. Sin menospreciar la casi perfecta
actuación del equipo de los Cocodrilos de Matanzas en la Serie Nacional y el
excelente rendimiento de los jugadores dirigidos por Víctor Mesa, la
situación obliga a analizar la parte que ningún matancero quisiera aceptar.
Cierto que estas
70 victorias en 90 juegos rompen el anterior récord del campeonato local que
disfrutaba la franela de Industriales en la Serie 42 al mando de Rey Vicente
Anglada. Situaciones diferentes en momentos diferentes: el primero aconteció cuando
florecía nuestro campeonato y el segundo récord cuando continuos cambios de
formato, el abandono del país de varios jugadores y las condiciones económicas de
las que no escapa nuestro pasatiempo nacional, han cambiado por completo el
panorama de cara a esta marca.
Más de 300 terminó
promediando el equipo de Matanzas en la segunda fase. Entre los cinco primeros
jugadores en average (AVE) figuran 4
matanceros, además sus lanzadores fueron los mejores del campeonato en carreras
limpias (PCL) y promedio de hombres embazados por entrada (WHIP) en conjunto. El
team fue segundo en defensa, aunque
por 4 puntos por debajo de los 980 de promedio defensivo, además fue el que más
carreras produjo (602) y el que menos permitió (268). Todo un monólogo en esta
Serie que pareció quedarle pequeña e induce a pensar, ¿qué hace Matanzas de
diferente que no las demás provincias?
La tierra de los
cocodrilos respira béisbol en estos tiempos. Más de un medio informativo
refleja las iniciativas locales que surgen tanto del pueblo como de instancias
estatales. De esta manera la casa de los cocodrilos no solo está en el Victoria
de Girón, sino que cada hogar y cada calle de la Atenas de Cuba irradia béisbol
y comparte cada inning.
Al igual que la
generalidad de los equipos, Matanzas sufrió por varias deserciones, pero Víctor
cada vez que le aparece un agujero en el terreno, o levanta de la banca a un
pelotero con muchas ganas de mostrar lo que vale o lo trae de otra provincia, y
sabe cómo sacarle el máximo. Así lo aceptó frente a las cámaras en una
entrevista, que todo pelotero con ganas de jugar pelota tendría un lugar en su equipo.
Lo cierto es que
Víctor sacó a los Cocodrilos de las cenizas y desde entonces no ha faltado a
los a octavos de final desde la serie 51 ¿Será omnipotente en la provincia que
lo adoptó, será el oculto manager al Clásico, el panteón Orisha estará de su
parte o tendrá un as bajo la manga que seduce a jugadores de otros equipos?
Rumores, muchos; victorias, muchas también.
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