"Permiso, soy periodista". En
nuestra profesión, solo esas palabras pueden despertar por sí solas las alarmas
en algún establecimiento. La “metiche” prensa entonces no podrá “husmear” en lo
que por derecho le toca, siempre y cuando a cualquiera se le ocurra prohibírselo.
El
órgano provincial del Partido Comunista en Cienfuegos Cinco de Septiembre publicó el mes pasado el artículo “Públicamente privado” sobre las
restricciones de fotografiar y filmar en espacios públicos y de uso colectivo.
Señalaban
las periodistas Darilys Reyes Sánchez y Rosa María Díaz Hernández: “Y si un
periodista, con un respaldo institucional y la reconocida función de informar,
denunciar o exponer, encuentra en su ejercicio tamañas arbitrariedades, ¿qué
defensa le queda al ciudadano común cuando, en espacios públicos o de uso
colectivo, enfrenta situaciones como estas?”.
A
lo que agregamos: ¿y qué defensa le queda a un estudiante de periodismo al
enfrentar situaciones como esta? Si decir “permiso, soy periodista” puede
acarrear algunos obstáculos, cuando nos identificamos como estudiantes estos problemas
se pueden multiplicar.
En
muchas ocasiones las fuentes minimizan el papel de un estudiante de Periodismo en
el ejercicio de sus prácticas laborales o cuando deciden ejercitar lo aprendido
en la academia fuera de este período.
Sucede
que lo legislado desde la Unión de Periodistas de Cuba (de por sí ya bastante
obsoleto) no ampara en ninguno de los casos a un estudiante, por no ser miembro
de la organización. No obstante, la UPEC reconoce en su Código de Ética los
siguientes derechos del profesional de la prensa. Igualmente creo que son
derechos de cualquier ciudadano común:
Artículo 3 – El periodista tiene derecho a obtener
toda aquella información de utilidad pública, así como a realizar las acciones
necesarias a ese fin.
Artículo 4 – El periodista debe enfrentarse a aquellos
actos de entidades o personas que obstaculicen el acceso a la información de
utilidad pública o constituyan presiones que limiten en cualquier forma el
cumplimiento de su deber profesional y social.
Por tal razón, e
independientemente de las represalias del mismo “alguien” que siempre lo
prohíbe todo o se cree con derecho de violar lo establecido por el Buró
Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba cuando clama a:
“garantizar el rápido acceso de los periodistas a las fuentes de información,
con las únicas limitantes de lo establecido por la ley del control del secreto
estatal y las orientaciones específicas de la dirección superior del Partido”,
hemos querido documentar un caso sui géneris que está a tono con el tema.
Resulta que en el
año 2016 National Geographic Channel
realizó una serie de documentales con el amparo estatal, titulados “La Cuba de
hoy”. En los mismos, los productores tuvieron acceso a filmar dentro de Tiendas
Recaudadoras de Divisas, hoteles y salas de navegación de ETECSA.
Llama la atención
como una de las tomas se realiza en el proceso de cambio de monedas en un
hotel, mientras nuestro equipo no pudo siquiera tomar una foto dentro de una
sucursal de CADECA S.A. (Casas de Cambio) en Santa Clara para la realización de un trabajo.
Sí, es cierto, las
instalaciones bancarias tienen indicaciones gráficas anunciando restricciones
para grabar o tomar fotos, pero si el mismo proceso ocurre en los hoteles a la
vista pública, ¿cuál es el móvil de la prohibición?
Peor aún: ¿Por qué
periodistas foráneos pudieron hacerlo? ¿Acaso dinero mediante, o por alguna
sagacidad o maña periodística “especial” que no tienen los de casa?
Nos unimos a la
promesa de los colegas del Cinco de Septiembre: “Si mañana alguien demuestra
que lo que intentamos hacer atenta de forma directa contra la seguridad del
país, ofreceremos disculpas”.
Lo que si vemos
diariamente en CADECA son largas filas que se hacen bastante grandes cuando el
número de cajeros va disminuyendo y se dificulta la atención a la población.
Solo eso queríamos
captar en nuestro lente. Pero “todo parece tratarse de un mal intento de
restringir lo que, por derecho y lógica, es público”, el cuento de nunca acabar
para la prensa en Cuba.
Desamparados y sin
más protección que el derecho que nos asiste para formarnos como
periodistas comprometidos en el desarrollo de la nación, seguiremos despertando
algunas alarmas por ahí: “permiso, soy estudiante de periodismo”.
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