Es el generador nato de la controversia, profiere ofensas con la misma velocidad que las recibe, y aunque muchos aún no se adaptan a la idea, Donald Trump también es el presidente electo de Estados Unidos y en 10 días recibirá el mando de la nación más poderosa del mundo.
Si algo ha sabido hacer el magnate es robarse el show, siempre tiene opinión sobre todo, y Twitter ha sido su podio predilecto. A pesar de sus detractores, el “experimento” Trump podría tener resultados positivos, o al menos diferentes del lobby tradicional que siempre ha gobernado en Washington.
Precisamente el hecho de que Donald Trump no proviniera de la política usual
fue uno de los factores que lo catapultó a la cima: los norteamericanos estaban
cansados de lo mismo y querían un cambio. Y es cierto, un Trump multimillonario
no necesita hacer de la política su fuente duradera de ingresos, aunque tampoco
necesariamente vivirá “para” la política por vocación.
Si solo es un caprichito de rico al que se le acabaron los hobbies, si resulta un verdadero cambio
para Estados Unidos y la población, o incluso si mejora las relaciones
exteriores con los “enemigos de América”, eso está por verse.
Analizar los hechos en desarrollo, alejados de la algarabía mediática y de
los estereotipos, pareciera develar que Trump a pesar de su retórica de odio
anti-inmigrante trata de dar lo mejor de sí en una tarea de la que no conoce, y
es muchísimo más difícil que solo twittear.
Un gabinete sui géneris
Siguiendo la línea del presidente, el gabinete está conformado por personas
alejadas de la política acostumbrada. Incluye varios multimillonarios con nexos
en Wall Street y algunos militares.
El nombramiento más polémico fue el del presidente y consejero delegado de
ExxonMobil, Rex Tillerson como Secretario de Estado (el segundo hombre más
poderoso de la nación).
“La idea es hacer reversa de múltiples políticas
fallidas que han minado la credibilidad de Estados Unidos en el mundo. Será un
fiero defensor de los intereses estadounidenses en todo el mundo y tiene los
contactos y el talento necesarios para dar la vuelta a años de fiascos y
desastres políticos”, sentenció el cuasi
mandatario.
Y realmente el Partido Republicano carece
hoy tal vez de un político profesional con mayor experiencia en torno a los
mandatarios, sobre todo de Oriente Medio, el Cáucaso y Latinoamérica, que el
propio Tillerson.
Sin embargo el magnate petrolero
es acusado de un supuesto conflicto de intereses que pudiera existir si se
eliminan las sanciones a Rusia, al beneficiarse por sus 150 millones de dólares
en acciones de Exxon.
Pero la mayor controversia es acerca de los vínculos de Tillerson con el gobierno ruso en medio de acusasiones de un "supuesto" espionaje de Putin al equipo de Hillary Clinton, durante las elecciones en Estados Unidos, para favorecer el triunfo de Trump.
El gabinete de Trump estará conformado por algunos millonarios de Wall Street |
Muchos de los nuevos asesores del mandatario se oponen y pretenden dar reversa a las políticas de Obama |
Varios militares también figuran en la nueva dirección del país. |
Conflictos ¿Made in China?
Pero una buena química
personal entre el secretario de Estado de EE.UU. y el presidente de Rusia, como
parece que existe, solo podría traer una relajación de tensiones entre las dos superpotencias, y a la vez un a estabilidad internacional.
Trump calificó de
ridícula la aseveración de que Rusia intervino las elecciones presidenciales y frente a las nuevas sanciones de Obama contra Moscú expresó que Estados Unidos debiera enfocarse en cosas mucho más importantes.
Sin embargo, los cañones de la era Trump parecen enfilarse ahora contra China, un asunto con bastante lógica si se analiza el despegue de la economía china y el peligro futuro, cada vez más cercano, de que Estados Unidos sea desbancado de la cima económica mundial.
Peter Navarro, quien fuera seleccionado para la nueva administración como director del Consejo Nacional de Comercio es conocido por su dureza
contra Pekín. “Death by China” es uno de sus libros donde afirma (y con razón) que el gigante asiático es una amenaza a la economía
estadounidense.
El próximo titular de la Casa Blanca lo llamó "un visionario" en medio de una retorica comercial agresiva contra China que va en ascenso, aunque el gobierno de la nacion asiatica ha preferido no opinar mucho sobre el tema.
Otro de los temas espinosos en las relaciones chino-estadounidenses es el caso de Taiwán, territorio disputado por la República Popular China.
Pero el plato fuerte para Trump, sin dudas, será la economía del país. La pregunta es si el magnate que sobrevivió a una debacle financiera en los años 90, puede devolverle la vitalidad a la primera potencia del mundo. Algunos pasos apuntan que sí. Mientras se acerca el comienzo de este experimento.
Continuará...
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