¿Academia del deporte?


Si la Escuela de Profesores de Educación Física de Villa Clara (EPEF) resulta un ejemplo en toda la isla como refiere su directora, esto queda en duda. Puede que el claustro sea de excelencia, tal vez la alimentación sea diferente, pero sin la práctica real del deporte este lugar no tiene objetivo.


Lázaro Arias Yusta - Quien pase por estos parajes y vea al costado de la carretera este centro educacional puede ignorar que allí forman a profesores de Educación Física. No sin detenerse y ver toneladas de madera y alumnos al costado podrá asegurar que este es un sitio diferente donde aún cocinan con leña y conservan bajo techo un mural de Amelia Peláez.

El mural de Amelia Peláez está afectado por el paso de los años

Luego de años de formar licenciados que poco a poco y por diversas causas fueron distanciándose del objeto social al que estaban destinados, en el año 2000 resurge la idea de formar profesores de educación física con alumnos egresados directamente de la Secundaria Básica. Así nace la Escuela de Profesores de Educación Física (EPEF) de Villa Clara y otras a lo largo del país.
Luego de unos años enclavada en la actual sede de la Facultad de Cultura Física de la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas, en el corazón de la ciudad de Santa Clara, la EPEF villaclareña en el curso 2013-2014 cambió de local y de rutina. Las instalaciones del antiguo pre-universitario urbano Pedro María Rodríguez fueron las señaladas para reubicar esta academia.
Detrás de promesas dibujadas en el viento por directivos del INDER la situación de la EPEF a simple vista parece crítica en cuanto a instalaciones deportivas se refiere. En cambio, los responsables de la institución encargada de formar a profesores que en un mañana captarán y formarán talentos desde la base, muestran optimistas lo que se ha hecho hasta el momento.


Instalaciones…

Diversas personalidades como el presidente del INDER Antonio Becali y el embajador de Cabo Verde visitaron el centro y quedaron encantados con la estructuración de este antiguo centro que funcionó como colegio religioso en sus años de gloria. Pero siempre salió a relucir la pregunta: ¿y el deporte? ¿dónde está el deporte?

La cancha de baloncesto fue erigida por los propios profesores del centro en el año 2016.

Actualmente las instalaciones deportivas presentan una situación preocupante. Canchas de voleibol desmontadas, un terreno de béisbol oculto bajo el pasto, una cancha de baloncesto sin aros. Nada adecuado para motivar o dar ejemplo a futuros profesores que muchas veces en sus centros laborales encontrarán condiciones similares y serán llamados a la búsqueda de alternativas.

Aunque no parezca, aquí, entre el pasto, estuvo el terreno de béisbol y fútbol de la EPEF.

Ernesto Mena Ventura, Secretario Docente de la EPEF, explica que los alumnos-atletas tiene que trasladarse kilómetros hasta las instalaciones de la EIDE a recibir entrenamientos porque en la sede del EPEF no existen las condiciones. “Nosotros recibimos este centro solo con las canchas de voleibol, con los dormitorios en pésimas condiciones, con las redes hidrosanitarias casi inutilizables y poco a poco vamos trabajando” agrega Mena.

¿Cambio necesario?

“Nos trajeron para acá con la justificación de que aquel inmueble pertenecía al Fajardo y como la EPEF crecería, necesitaría un local propio” explica Mayra. Con una matrícula elevada y un gran porciento de estos internos, el cambio no parecía simple.

El cambio de sede no fue bien recibido por el claustro de profesores, alega Mayra De Armas Morales, directora del centro.

“El cambio fue drástico”, reconocen los trabajadores, “nos prometieron transporte para los profesores y alumnos con cuatro rutas de ómnibus, instalaciones deportivas y todas las condiciones creadas para formar a los estudiantes”.
Este centro figura como unidad presupuestada y según la directora del centro este año serán destinados 400 mil pesos a acciones constructivas en las que serán incluidas las canchas afectadas e incompletas como prioridad. Pero este monto parece no alcanzar para satisfacer todas las necesidades que creó el susodicho traslado que colocó al EPEF fuera del anillo de la ciudad del Che.

Ernesto Mena Ventura: viajar hasta acá es bien engorroso y con las motonetas la cuenta no da. Yo llevo cuatro años sin coger vacaciones por las reparaciones de la escuela y la guardias nocturnas las hacemos voluntarias.
 

No solo de instalaciones adolece la EPEF de Villa Clara, tampoco cuenta con un enfermero o médico de guardia, en la cocina necesitan una cámara frigorífica y los dormitorios de los varones, cuando no están de prácticas, disponen 8 muebles sanitarios para 200 estudiantes, una situación higiénica difícil de sostener para este centro.

Varios locales como este han sido reparados por brigadas contratadas por la escuela, pero vacío y cerrados no serán muy útiles.

“Por años hemos invertido 300 mil pesos desde que estamos acá. Muchos locales tuvieron que ser adecuados cuando llegamos para crear las condiciones óptimas y todavía estamos en proceso” agrega la directora.
En uno de los edificios varios gimnasios están listos para su uso, pero ¿por qué gastarse el monto asignado anualmente en la reparación de obras que no mostrarán un resultado directo cuando ningún deporte puede practicarse con todas las de la ley aún en la EPEF luego de tres cursos en la nueva sede?

Estos locales también pretenden rescatarse este año

Si esta instalación verdaderamente resulta un ejemplo en toda la isla como refiere su directora Mayra, queda en duda. Puede que el claustro sea de excelencia, tal vez la alimentación sea diferente, pero sin deporte este lugar no tiene objetivo. Mucho se puede hacer en este lugar, pero serán necesarios más que sudor y deseos.

La directora de la EPEF insiste en que el centro constituye una referencia nacional.

Este peldaño debería ser priorizado por el deporte cubano. Toda futura estrella del deporte obligatoriamente pasará bajo la supervisión de profesores de Educación Física formados en escuelas como estas. Si no garantizamos los formadores en la base, qué podemos esperar del alto rendimiento.
Hablar de un resultado en la formación académica y seguridad higiénica de estos futuros profesores con estas condiciones parece absurdo. Se necesitan más que planes, promesas y voluntad para cambiar esta situación que parece absorber dinero y tiempo como un agujero negro. 

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