Un juego de pelota no significa nada, un campeonato local mucho. Granma cayó con las botas puestas y Cuba les agradece.
Lázaro Arias Yusta - El camarero Alexander Ayala se
quedó mirando la recta en la esquina baja exterior, el último lanzamiento de la
semifinal del dramático choque. Juego dinámico y con protagonismo del picheo
figuró el del martes. El cerrador mexicano Jake Sánchez supo mantener hermético
el marcador que le dejara el iniciador Miguel Eduardo Peña quien retiró de
forma consecutiva a 24 alazanes combinando rectas y rompimientos.
Lázaro Blanco lanzó como un
titán, otra vez, y pudo mantener con el bate al hombre a la ofensiva más
temible del torneo. Pero la ofensiva no pudo apoyarlo, jugaron un poco más
presionados en la semifinal, abanicaron con lanzamientos malos y se notaban
desesperados con los rompimientos en zona mala.
Víctimas de la incertidumbre
galoparon los pronósticos para los Alazanes en la Serie del Caribe rumbo a
México. Un piélago de deficiencias podría señalarse a los dirigidos por Carlos
Martí, pero llegaron por derecho propio y en el terreno mostraron casta y
talento.
Sobre el campo vimos algo
diferente. Compitió un equipo tranquilo como si jugara en el Mártires de
Barbados frente a su público, con el premio gordo en el bolsillo y no por eso conformes.
También un manager de la vieja
escuela, tranquilo, seguro, que distribuyó el picheo a su forma y no hizo
cambios disparatados a la alineación cuando salió con la javita de la derrota.
No por gusto fue elegido para comandar nuestra nave hacia tierras niponas para
disputar el Clásico Mundial de Béisbol.
Granma pudo hacer más, sí. Prueba
fehaciente constituyen las tres victorias en la fase clasificatoria, el liderazgo
del picheo y la excelente defensa, actuación inédita de los equipos Cuba luego
de la interrupción en el siglo pasado de las incursiones cubanas en estas
lides. A excepción del juego contra Venezuela, Cuba siempre pegó primero, lo
que permitió acomodarse en el terreno y desarrollar un juego a lo cubano contra
peloteros que los superaban en oficio.
Granma luchó cada lanzamiento,
cada out, pero no podían ganar dos equipos y avanzó el mejor. Esta actuación
marca pauta, deja bien alta la parada para el próximo, aunque pueda ser la
última actuación en Series del Caribe para un equipo del patio.
Esta vez no interrumpimos nuestra
serie y llevamos a un campeón en caliente e influyó proporcionalmente en la
motivación del equipo que llegó a Culiacán con un trofeo gigante de su pueblo,
con una provincia satisfecha y un país que les dio el voto de confianza.
Un juego de pelota no significa
nada, un campeonato local mucho. Granma cayó con las botas puestas y Cuba les
agradece.
Fotos: Ricardo López Hevia
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