En abril la V Jornada de Comunicación celebrada en UCLV congregó a destacados profesionales en torno al tema de la comunicación política. Sin Miedo al Horizonte comparte una entrevista realizada al Dr. Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
"Sin comunicación no hay desarrollo posible"
Beatriz Hernández García - Conversar con Raúl Garcés sobre el futuro del periodismo
resulta siempre esclarecedor, pues sus visiones, radicadas en el análisis del
contexto cubano, conciben una prensa que asiste, vigorosa y plural, a la
construcción del proyecto político del país. Al término de la V Jornada de
Comunicación, efectuada en los predios de la Universidad Central “Marta Abreu”
de las Villas con el auspicio de la Facultad de Humanidades, el destacado
periodista y profesor compartió sus impresiones respecto al sistema nacional de
comunicación política.
¿Hasta qué punto es la comunicación política una asignatura pendiente del gobierno cubano, sus instituciones y funcionarios?
Yo no lo llamaría exactamente una asignatura pendiente porque me parece que
el triunfo del 1ro de enero 1959 estableció una manera nueva de hacer
comunicación política. Si se lee, por ejemplo, el libro Back channel to Cuba
—de dos autores norteamericanos que narran la historia de las negociaciones
entre el gobierno cubano y diferentes administraciones de ese país por tratar
de normalizar sus relaciones—, se encuentra que Fidel Castro, en su primer
viaje a Estados Unidos, contrató una empresa de relaciones públicas para lograr
que la percepción sobre su visita y sus relaciones con diferentes actores
políticos del gobierno fuera positiva. Es decir, ya en Fidel, que es obviamente
un gran publicista y un gran propagandista, había una concepción de
comunicación política —probablemente empírica, probablemente resultado de su
propio liderazgo— que cambiaba las reglas de juego en Cuba y que establecía
nuevas maneras de hacer comunicación. Nosotros, quizás, lo que no hemos tenido
es una institucionalidad comunicativa lo bastante fuerte para generar, con
lenguajes y canales novedosos, formas también novedosas de la comunicación
política.
¿Es suficiente y eficiente el aprovechamiento del escenario digital, incluso por los propios medios?
La respuesta no es absoluta. Hay instituciones que sí tienen una visión de
vanguardia sobre cómo utilizar las redes sociales y las plataformas digitales y
cómo gestionar la información y la comunicación en función del desarrollo. Hay
otras instituciones que están muy lejos de lograrlo y eso depende de la
capacitación de su personal, de la infraestructura de la que dispongan, de la
conciencia de sus líderes en torno a la importancia de la comunicación para
generar consenso dentro de la empresa o proyectar una determinada imagen.
Estamos hablando, entonces, de un cambio en la cultura comunicacional del país
que se irá asentando y solidificando en la medida en que profesionalicemos
nuestras fuerzas y dispongamos de políticas y estrategias de comunicación
claras.
¿Cómo valora el tratamiento
periodístico dado, desde los medios nacionales, a todo el proceso vivido en el
país luego del histórico 17 de diciembre?
Creo que en el tema de Estados Unidos estamos reproduciendo los vicios
criticados una y otra vez a la prensa cubana en los congresos de la UPEC. Cuba
y Estados Unidos han logrado —aunque no lo parezca e independientemente de que
la política de bloqueo no ha terminado y que el presidente tiene determinadas
prerrogativas que puede utilizar y no ha utilizado—acuerdos en materia de
comunicaciones, seguridad marítima o vuelos regulares, que se divulgan en un
sentido informativo, pero no en un sentido interpretativo, no en un sentido de
opinión, no en torno a sus implicaciones para el contexto cubano. El desafío
que tenemos por delante es entonces comunicar el proceso de restablecimiento y
normalización de relaciones diplomáticas con una visión estratégica que sea más
fuerte que las formas de comunicación subterráneas que en cada una de nuestras
ciudades están transmitiendo comunicación. Se puede tener la prensa y no tener
la comunicación. No basta tener los medios, hay que construir una proyección
que utilice todos los canales disponibles para comunicar sobre algo tan
definitorio como la relación con Estados Unidos. Por tanto, estamos distantes
todavía y, al mismo tiempo debería decir que noto en una generación joven, que
ha participado incluso en estas coberturas, la voluntad de trascender esos
vicios y ser mucho más atractivos, más interpretativos y más cercanos a las
audiencias en la manera en que comunicamos los desafíos con Estados Unidos.
¿Cuánto puede aportar la
formación académica a un buen ejercicio de la comunicación política?
Ninguna formación académica es suficientemente profunda. En nuestras
universidades necesitamos, quizás, comenzar a dar Historia de los Estados
Unidos e Historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, de una manera
más enfática y no como parte de una historia general. Pero lo más importante es
que la formación académica no esté encaminada a formar profesionales de
laboratorio, sino que estén involucrados con la solución práctica de los
problemas del país. El kit de la cuestión es generar los espacios prácticos,
profesionales y teóricos que permitan a los estudiantes desarrollar proyectos
en función del desarrollo del país.
Por eso es tan importante un evento como este, para que la formación no sea
únicamente teórica, para que no solo se reciba desde el encierro de una clase
que parece una urna de cristal, para que el aula salga a la calle y trate de
aportar soluciones a los problemas de la calle.
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