Las mil y una noches universitarias

El amor en esta comarca que llamamos universidad es especial. Felicidades a todo el que amó al menos por un segundo. Este 14 es para agradecer al más doloroso, increíble, místico y maravilloso sentimiento de todos.


Merly Rodríguez Domínguez - Diana llegó a la Universidad y alguien con poca imaginación le dijo: “Ahora conoces a un muchacho, seguro, y te casas cuando termines la carrera, eso le pasa a casi todo el mundo”. Pero resultó que Probabilidades era la materia preferida de Diana, y decidió que mientras menos duraba un príncipe, más legendaria la aventura. Descubrió que lo mejor era siempre tener “armas” en la cartera, vio el universo, amó sin fronteras y se encontró a ella misma, por encima de las sabidurías externas.
Para Arnaldo las cosas no pintaban tan bien al principio, mató siete u ocho primeras citas con el comentario de los anillos de casados. Demoraba como 12 minutos para explicar que se ponen en el dedo anular porque los griegos creían que la vena del amor pasaba por ahí. A saber, por qué Daniel sentía como sus niveles de dopamina se elevaban cuando el recién llegado trataba de enredar a alguna de sus compañeras de clases. Con razón lo de “el amor es ciego” estaba científicamente comprobado, se te apagan las áreas del cerebro que atienden el juicio y el razonamiento crítico.
Con 26 años juntos cambian las cosas, la pasión muta, se transforma, pero no desaparece. Carlos y Ania saben que apretujarse en la ruta tres es mejor cuando se comparte, molesta igual, pero se comparte. Discuten del almuerzo, la que vende dulces, la administración, los muchachos, y ser feliz consiste en despertar desaliñado sabiendo que, contando las peleas antipedagógicas, escogiste bien.
Marlon terminó moviendo los labios y medio perdido en el círculo de creyentes. Hasta aquel ambiente raro de cánticos, cerca de la línea del tren, lo llevó una rubia mejor preparada para la vida que un centauro. Después de meses de buen comportamiento como ex reguetonero tuvo oportunidad de seguir a “su musa”. Yoana lo miró de arriba abajo y le pidió de favor que no se apareciera allí nunca más.
Laura no podía dejar de mirarlo, él lo tenía todo tan claro, sabía tanto y de casi todo. Era la primera vez que le pasaba algo así con un profesor, no era tan joven, pero poco importaba eso cuando abría la boca. Parecía que nada irrumpía el equilibrio y la confianza del profe Elio. Tenía esposa, pero Laura no lo creía impedimento para acercarse a aquella maravilla de hombre. Elio supo cómo se sentía Laura después de dos conversaciones, lo aprovechó; como los pinos de 100 años reciben las lluvias de mayo. Sembró dentro de Laura, ella dejó la Universidad y él siguió con su esposa.
El primer desayuno que Ernesto le hizo a Yisel en el cuarto le costó dos meriendas, medio almuerzo y el postre de esa semana, pero ya sabía que se iba a casar con ella. Yise miró los tenis solitarios de Ernesto, los de ir al aula, de salir, de jugar; observó el desayuno, corrió el parabán… y se enamoró.
Hay amores raros, de esos a los que nunca dices Te Amo, y al fin y al cabo terminan siendo el amor de tu vida. Mayra lo supo tarde, cuando las tormentas de Reinaldo se hicieron mayores y se celebraron en blanco y con champaña. No sabía que podía añorarlo sin ver sus rizos o escuchar sus chistes. ¡Tantas veces lo vio hablar por teléfono a la hora indicada por su captora, y tantas veces se repitió que solo importaba el Ahora! Los convenios entre tres nunca resultan buenos, se llevó los tornillos de la litera como recuerdo, lástima que Reinaldo prefiriera la comodidad de su encierro.
El amor en esta comarca que llamamos Universidad tiene más rostros que un dios hindú. Quizás tu historia tenga algunos puntos comunes con estas, o un amor parecido te rozó la espalda, te susurró al oído. FELICIDADES a todo el que amó al menos por un segundo, este 14 será un buen día para agradecer el más doloroso, increíble, místico y maravilloso sentimiento de todos.

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