Aún es temprano para vaticinar campeones o actuaciones inéditas pero este año puede ser diferente. Entre encestes y donqueos el equipo de baloncesto de Villa Clara nos ponen a soñar con un esquivo campeonato.
Lázaro Arias Yusta - Aún es temprano para vaticinar campeones o
actuaciones inéditas, pero a paso firme marchan los de Villa Clara en la
continuación de la Liga Superior de Baloncesto (LSB). Con 7 pasos adelante y un
promedio astronómico de 91.57 puntos por choque, sin duda se presentan como un
fuerte equipo a derrotar.
Su participación induce algo de emoción a
un campeonato cada vez más necesitado de un impulso y desfasado del baloncesto
del mundo, por no hablar de la poca disponibilidad de información y divulgación
de la competición nacional. Solo existen pequeñas pinceladas en las
transmisiones televisivas y en la web oficial del INDER.
A base de un estilo de juego colectivo, táctico
y veloz en las transiciones de defensa a ataque los villareños marchan invictos
al culminar la primera fase de la LSB dispuesta para continuar en la Mariposa
de la capital y luego en la Córdova Cardín de Ciego de Ávila.
Cierto, los principales elencos que podrían
plantar cara carecen de sus principales figuras en compromisos fuera del país,
pero el juego colectivo y ofensivo de los de casa resulta lo mejor en todos los
aspectos de esta edición de la Liga para los aficionados y la prensa en general.
Guiados ofensivamente sobre el tabloncillo por
el veterano de 34 años Andi Bofil (28.5 puntos por partido, segundo en este
acápite), el explosivo escolta Raúl Abreu, acompañados por el gigante Yoel
Cubillas, Sergio Romero y Osvaldo Pérez en el quinteto regular archivan 7
éxitos en línea y descansan tranquilos en la cima de la tabla.
Lo negativo de los pupilos de Carlos Valles
constituye la defensa. A la hora de recuperar los rebotes defensivos saltan a
la vista algunos problemas de colocación bajo las tablas. Por tiempos pecan al
enrolarse en el juego de su rival y no imponen el suyo. En los segundos
períodos del partido casi siempre los rivales se le acercan en el marcador. En
el último partido contra Matanzas llegaron con ventaja de 14 cartones y al
llegar a la mitad del juego ya la maquinaria roja ponía las acciones 41-48.
Otro aspecto analizar sería las pérdidas
excesivas (un mal del baloncesto cubano) y la cantidad de minutos que acumula
el quinteto regular, aspectos que a la postre pudieron añadir unidades al
casillero de las derrotas contra los pinareños. Pero apretaron el acelerador y
no sin sudar la camiseta vencieron a los de la tierra del mejor tabaco del
mundo 80-77 en el partido más reñido de esta fase para ellos.
Los lobeznos buscarán mantener el ritmo en
el tabloncillo y pulir algunos detalles técnico-tácticos de cara a la segunda
vuelta a celebrarse en la capital a partir del 17 de febrero en la Mariposa del
Fajardo.
El estilo de los del centro del país
enamora, presentan en la cancha como carta de triunfo una ofensiva implacable,
un experimentado líder, la frialdad de sus jugadores de cara al aro y la
disciplina táctica con una interesante mezcla de juventud y experiencia. Este año
puede ser diferente, pensarán los Lobos, mientras entre encestes y donqueos nos
ponen a soñar con un esquivo campeonato.
Foto: Ramón Pacheco Salazar
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