La esposa del presidente norteamericano más longevo antes de convertirse en primera dama se dedicó al modelaje e incluso posó desnuda para algunas revistas de caballeros.
«La
cosa es tomar lo artificial con naturalidad»
Mafalda,
personaje de Quino
Gabriela Roig Rosell - El nuevo presidente
de los Estados Unidos solo ha necesitado tres semanas en la Casa Blanca para firmar
el 40% de las medidas que prometió en campaña y colocarse así en el centro de
atención mundial. Su esposa Melania también acapara titulares pues no pocos
asumen una posición escéptica si de su labor como primera dama se trata.
Melanija Knavs, quien
obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2006, nació en Eslovenia, la otrora
Yugoslavia del Mariscal Tito donde su padre fue militante del Partido
Comunista. Antes de convertirse en la señora Trump se dedicó al modelaje e
incluso posó desnuda para algunas revistas de caballeros, lo que causó gran
revuelo en la nación.
Sobre dichos
acontecimientos ha declarado al Washington Post: “estoy muy orgullosa de haber
hecho esas fotos. No me avergüenzo de mi cuerpo, (…) fue hecho como arte y
celebración del cuerpo femenino”.
La educación de la
primera dama resultó otra de las polémicas en el Comité Nacional Republicano
luego de que un equipo de periodistas descubriera que no terminó la carrera de
Arquitectura y Diseño, a diferencia de los datos biográficos divulgados por la
Organización Trump.
Como si no
bastaran los escándalos, el sitio web de la Casa Blanca promociona la línea de
joyería y de productos faciales, las portadas de revista en las que ha
aparecido así como las marcas para las cuales ha modelado Melania.
Aunque la primera
dama no es un cargo con funciones definidas, se espera que apoye las causas
sociales como lo han hecho las anteriores. Sin embargo, varios analistas creen que
Ivanka Trump, la hija del mandatario, puede ejercer como tal debido a su experiencia
como empresaria y al papel que desempeñó en las elecciones presidenciales.
Si bien Trump
resulta un hombre mediático en exceso, la ex modelo concede pocas entrevistas
en las que repite el discurso tradicional y poco arriesgado al estilo “trumpiano”.
La segunda cónyuge
extranjera de un presidente en casi 200 años se presenta como una madre
abnegada que prefiere mantenerse alejada de la política y la vida pública para
educar a su hijo de 11 años, razón por la que no se mudará a Washington hasta el
fin de curso. Asimismo ha defendido a su cónyuge en varias ocasiones respecto a
sus comentarios ofensivos hacia las mujeres y los inmigrantes.
A pesar de las
especulaciones, la tercera esposa del magnate-presidente, quien se preocupa por
el acoso escolar, otros asuntos sociales y obras de caridad, publicó
recientemente en Twitter: “me siento profundamente honrada de servir a este
gran país como su primera dama”.
No obstante, los
próximos cuatro años no serán una alfombra roja para Melania. Michelle, de quien
plagió parte del discurso en la Convención Nacional Republicana, según la BBC, se
despidió con un 64% de popularidad superando a Barack Obama.
Michelle Obama, graduada
en las universidades de Princeton y Harvard, además de ser la única primera
dama afroamericana hasta el momento, trascendió por sus proyectos para la
educación de las niñas, los derechos de las mujeres y por su lucha contra la
obesidad infantil y el racismo.
El listón quedó
bastante alto para la eslovena. Solo resta esperar que Melania no resulte otro
objeto de la extensa y millonaria colección del titular estadounidense más
longevo de la historia.
Michelle fue un apayo para Obama, en todo momento, dentro de sus dos mandatos, una mujer con carisma y no una muñequita para vender.
ResponderEliminarMe gustó el análisis, vamos a ver qué será capaz de hacer la nueva Primera Dama, no creo que mucho
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