La historia de uno de los estudiantes de la UCLV que participó en la extinción de un fuego de grandes proporciones en Placetas
Yunier Javier Sifonte - La mañana del pasado 16 de marzo el
municipio de Placetas amaneció diferente. El humo sobre la ciudad y las
sirenas de varios carros de bomberos anunciaban un panorama desolador
para la Villa de los Laureles. Muy cerca del centro de la ciudad, un
fuego iniciado tras un fallo eléctrico amenazaba con destruir tres
antiguas viviendas y extenderse a otros hogares cercanos. Sin embargo,
la rápida presencia del Cuerpo de Bomberos del municipio impidió un peor
desenlace.
Entre ellos se encontraba Edi Adrián
Pérez Delgado, estudiante de primer año de Ingeniería Eléctrica en la
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Sin apenas tiempo para
reflexionar sobre el peligro, este muchacho decidió enfrentar las llamas
porque, aunque aspira a convertirse en un excelente profesional de su
especialidad, se reconoce también miembro de ese grupo de hombres
apasionados por extinguir incendios.
¿Cómo llegas a participar de las labores de contención del fuego?
Ese día me encontraba en Placetas porque
mi abuela estaba enferma y decidí permanecer en casa para estar al
tanto de su salud. Cuando comenzó el incendio pude ver las llamas desde
su casa y supe que algo complicado ocurría. Tomé la bicicleta y en
minutos llegué al lugar del suceso, hablé con el jefe a cargo del equipo
de bomberos y le manifesté mi disposición a participar en las labores.
Llegué y sin dudarlo le grité: ¿qué hago?
Por mi experiencia previa durante el
Servicio Militar Activo en el Cuerpo de Bomberos, ellos me reconocieron
de inmediato y me agradecieron la ayuda. La escasez de personal en esos
primeros minutos y la fuerza de las llamas ponían en peligro a todos y
no se podía perder tiempo. Al igual que Derbray Soto Concepción, el otro
estudiante de la universidad que también combatió el fuego, fui
corriendo hasta la estación del municipio, me cambié de ropa y tomé los
implementos necesarios para incorporarme al equipo.
Aunque una de las casas ya se había
quemado, de otra de ellas todavía se podía rescatar algo. En ese grupo
me integré y comencé a sacar equipos eléctricos y otros bienes que aun
quedaban sanos. Incluso ahora no sé de dónde saqué fuerzas para empujar
un enorme escaparate, pero creo que la adrenalina del momento me ayudó.
Cuando ya lo salvable estaba fuera de peligro, me sumé a los otros
bomberos en la lucha que mantenían contra el fuego.
¿Qué te impulsó a esa acción?
Es una actitud que le nace a cualquier
persona que haya pasado por esa labor y sienta de verdad el sentido de
responsabilidad que ella forma. Un bombero mantiene siempre el deseo de
poder ayudar y participar en la extinción de incendios y no poder
colaborar en una situación así crea una sensación de impotencia muy
grande. En mi caso, yo aprendí mucho durante el Servicio Militar Activo.
Mis jefes se preocuparon por otorgarnos conocimientos básicos de esa
labor y hoy les agradezco por eso.
¿Y cuando se aplacaron las llamas?
Luego del incendio muchos vecinos y
amigos preguntaban qué había ocurrido, cuál fue la causa del siniestro,
pero yo realmente no sabía nada. Sin embargo, una de las cosas más
impactantes fue cuando los jefes del Comando Municipal nos dieron las
gracias por el apoyo. Todo el pueblo se comportó muy bien y eso
reconforta mucho.
¿Cómo uno sobrelleva el miedo en una situación como esa?
Cuando uno llega por primera vez el
pánico es inevitable, pero poco a poco el miedo desaparece. Por
supuesto, eso requiere de altas dosis de responsabilidad y respeto hacia
el fuego, porque es muy traicionero. El bombero tiene que tener mucha
sutileza. La presión de agua, la forma en que avanzan las llamas, la
escena del incendio, los recursos que posees y los que no, a todo eso
hay que prestarle una atención mayúscula para trabajar minimizando los
riesgos.
¿Cuánto crees que significa una acción de este tipo?
Ojalá que todas las personas puedan
colaborar así ante cualquier situación. Sin embargo, yo no quiero que
los demás me lo reconozcan. Decidí ayudar por dos razones para tratar de
salvar la mayor cantidad de recursos posibles y para ayudar a mis
compañeros. Es triste ver cómo los demás lo pierden todo en un instante.
El trabajo del bombero me apasiona. Contrario a lo que muchos pueden
pensar, resulta una labor bella, cargada de retos, pero también de
muchos instantes de felicidad. La disciplina, la intransigencia, el
orden, son aspectos esenciales para lograr vencer en nuestra batalla con
las llamas.
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