Sobre la cultura del debate, la enseñanza de la historia y otros temas de actualidad conversó con Sin Miedo al Horizonte el Dr. en Ciencias Históricas Elier Ramírez Cañedo
Lázaro E. Arias y
Miguel A. Castiñeira-En aquellas madrugadas, mi única compañía
constante en las noches de guardia era aquel complicado radio que había que
conocerle la cosquilla. Desde cierta distancia, sin perderle vista a mi objetivo,
escuchaba una singular entrevista radial de un joven soñador, como yo, que
hablaba con conocimientos plenos de las relaciones Cuba - Estados Unidos.
Modestamente, pero con autoridad impresionante.
Y
soñé. Soñaba aún vestido de verde con cuestionarlo sobre temas cruciales, con
meterme en su mundo de conceptos pulidos divergente del mío.
La
Universidad Central de Las Villas (UCLV) me dio la oportunidad real de
entrevistarlo, de abordarlo desde su perspectiva, de conversar de realidades,
de conceptos transformados por el tiempo, de la enseñanza de la Historia en
Cuba, de espacios de diálogos tan necesarios y de mucho más.
“Estoy
seguro de que cuando el doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez Cañedo
cedió a la insistencia de varios de sus amigos para coordinar y conducir un
ciclo de debates convocados por la Asociación Hermanos Saíz (AHS), a comienzos
del año 2013, él no imaginaba la trascendencia que tendrían esos encuentros”,
afirma Luis Morlote Rivas, Vicepresidente primero de la UNEAC, en el prólogo
del primer volumen del libro Hacia una cultura del debate.
Muchas
instituciones escolares transforman la enseñanza de la historia en mecánica y
esquematizada…
Necesitamos
convertir las mismas clases de historia en verdaderos espacios de debate. El pasado
también se somete a miradas críticas y no siempre coinciden los análisis del
mismo. El profesor, dándole participación activa a los estudiantes, puede
contribuir en la construcción de una cultura dialógica en la sociedad.
Con
la Historia de la Revolución Cubana tenemos una deuda muy grande; los jóvenes
deberían conocerla al dedillo, sin restarle importancia a las otras etapas. Los
períodos espinosos y poco abordados en el transcurso del proceso
revolucionario, sacados de contexto en la actualidad, podrían malinterpretarse.
Esos temas debemos abordarlos nosotros, no nos los pueden escribir desde Miami.
Para eso también se debe investigar con la mayor profundidad y acceso a la
información posible. Cada día debemos profundizar un poco más.
¿Cómo valora la
salud del ejercicio del debate en Cuba?
Quizás
no está al nivel que ameritan estos tiempos, pero sí está en un nivel muy
superior a cualquiera de las épocas anteriores. Nosotros hicimos un
levantamiento de todos los espacios de debate en el país, principalmente los
pensados y coordinados por jóvenes, y realmente nos sorprendimos mucho. Como es
el caso de Dialogar, dialogar de la AHS,
ninguno estaba dirigido por una instancia superior ni nada por el estilo, ellos
mismos se escogen las cuestiones a discutir y la manera de hacerlo.
Sí
necesitamos un poco más de visibilidad, la sociedad de conjunto no conoce
cabalmente lo que se está haciendo. Hay algunos espacios más establecidos como El último jueves de temas, realizado en
el ICAIC desde los años noventa y tiene incluso una revista. Pero ya desde el
2000 para acá hemos visto un auge: la Caldera
en Santa Clara, el Debatazo en el
ISRI, la Cafetera en la Facultad de
Comunicación de la Habana y el UH
Caliente en la Universidad de La Habana. Sin embargo, falta socializar un
poco más estos debates, más allá del apoyo con las redes sociales, donde tienen
una presencia remarcable.
Pudiera funcionar
llevar estos debates a barrios, centros de trabajo, a que instituciones como el
Partido realizará debates reales con la población similares a Dialogar-dialogar…
Aunque
este proyecto se haya acercado a las universidades, preuniversitarios y demás
centros de trabajo donde laboran un número considerable de jóvenes, nosotros no
podemos imponer nuestro proyecto a nadie.
Podemos mencionar,
en los CDR se vienen realizando los llamados barrio-debates, donde tuve
oportunidad de participar. Fue una experiencia fabulosa. Esa es la idea: la
integración de todas las instituciones y organizaciones en la multiplicación de
estos espacios.
Elier Ramírez plasma varios de los debates realizados en Dialogar-dialogar en el libro que presenta en la UCLV: Hacia una cultura del debate.
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¿Por qué no
establecer espacios de diálogo con la comunidad cubana en el exterior?
No
sé si sabes que ese diálogo tiene un antecedente importantísimo, pensado y
dirigido sobre todo por el Comandante en Jefe: el diálogo con la comunidad
cubana en el exterior, en noviembre del 1978. Donde vinieron un primer grupo de
representativos de toda la comunidad, incluso algunos ex batistianos que apostaban por una política dialógica con
Cuba, principalmente de los Estados Unidos de América.
Esta
experiencia fue muy positiva y en aquellos años, incluso se preveían grandes
avances en las relaciones entre los dos gobiernos. Sin embargo, con la llegada
de Reagan al poder en 1981, muchos de estos debates se rompieron abruptamente.
Posteriormente, durante los años noventa se realizaron varios eventos llamados
Diálogos de la emigración y la nación, también en aras de fomentar estos lazos.
Recientemente,
durante la administración Obama, se vivió un contexto incluso más favorable
para este tipo de intercambios. Tenemos esa tarea pendiente, El debate con ellos
se da sobre todo en las redes sociales, pero a nivel individual; o sea, sin
previa organización.
Uno de los
conceptos más llevados y traídos, polemizados y transformados con el tiempo es
el de revolucionario… ¿Ser revolucionario en la Cuba de hoy significa
necesariamente comulgar con la revolución cubana?
Para
ser revolucionario, en primer lugar, se necesita ser antiimperialista,
anticolonial y humanista. En esos tres principios fundamentales debe estar la
mirada la concepción de un revolucionario, además de cuestionarse
constantemente su entorno; no solo interpretándola sino también actuando
constantemente para transformarla, perfeccionarla, hacia una realidad más justa
de acuerdo a nuestra ideología.anticapitalismo
donde quiera que uno esté. Defender el internacionalismo, heredado por Martí y
el Che. Beber de todo ese ideario para hacer lo que nos toca en las coordenadas
de nuestro tiempo.
Para llevar
adelante investigaciones de las relaciones Cuba - E.E.U.U. tuvo acceso a
materiales clasificados del Estado Cubano ¿Cómo cambia la percepción de la
historia de alguien al tener acceso a documentos de este tipo?
Cambió
en el sentido de la inmensidad de conocimientos adquiridos sobre nuestra
historia. Mucho me asombró la coherencia del Comandante para mantener un
equilibrio entre lo público y lo secreto, para defender el mismo discurso, los
mismos argumentos a capa y espada.
Mi
conocimiento en el área de las relaciones, las conversaciones secretas, no iban
más allá de los libros de historia y los discursos del Comandante Fidel Castro.
Sin embargo, cuando estableces una investigación de esta envergadura, te
sumerges en los nuevos conocimientos que vas adquiriendo y olvidas como fue que
comenzaste. Por supuesto, con los años modificas la visión de la historia.
Y
no solo me pasó a mí, Piero Gleijeses también tuvo acceso a muchos documentos
de la política exterior cubana aún clasificados. De la misma forma, él temía un
cambio de mentalidad antes de iniciar ese proceso de revisión, pero fue todo lo
contrario. Aumentó su admiración sobre la política exterior de Cuba, la
trasparencia del discurso político entre la realidad y lo que está tras
bambalinas. Mi experiencia fue muy parecida.
Consulté,
sobre todo, documentos sobre la administración Carter, Nixon, Kennedy, pero
recuerdo especialmente como se manejó el tema de la presencia cubana en África
y el apoyo a la soberanía de Puerto Rico. Cuba no seguiría una política
oportunista por un acercamiento a los Estados Unidos. No iban a traicionar sus
principios, ni a los gobiernos que estuvieron allí cuando otros le dieron la
espalda. Por tanto, los temas no estarían sobre la mesa de negociaciones.
Desde su punto de
vista ¿qué papel están jugando la intelectualidad cubana en la creación de una
conciencia y un pensamiento crítico en la población hacia la sociedad en que
vivimos?
Desde
la AHS existe un combate cultural e ideológico bien intenso. Somos una ONG que
cuenta con todo el apoyo del Ministerio de Cultura, de la UJC, el PCC, la UNEAC
y eso es una realidad que no se replica en muchos países del mundo.
Fidel
nos construyó el consenso, ahora tendremos que aprender a andar por nuestros
propios medios. Y para eso debemos lograr un nivel de articulación,
sistematicidad e intencionalidad importante.
Queda
lograr una mayor articulación de todos los esfuerzos aislados, de otra forma no
ganaremos esta batalla. Estamos conscientes de que nos quedan desafíos,
problemas, no estamos de manos cruzadas. No lo estamos haciendo todo bien, esa
situación debe someterse a crítica todos los días.
Fotos: Fidel Alejandro Conde Ravassa
Fotos: Fidel Alejandro Conde Ravassa
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