Celebramos el Día de la Prensa Cubana con esta entrevista al colega cienfueguero Omar George Carpi: "El periodista debe transformar, proponer caminos, hacer conciencia de necesarios cambios en la sociedad"
Fidel
Alejandro Conde Ravassa - Tenía temor. Parecía algo imposible y no
una aventura. Ya no sería el hombre con pasos cansados, pero firmes, que
recorre la pista de atletismo cerca de la casa, o el señor de la barba canosa que
vaga por los pasillos del Telecentro Perlavisión haciendo Periodismo: se trata
de Omar George Carpi, quien desde mucho antes de verlo en la televisión, fuera
periodista del “5 de septiembre” y hasta su jefe de Redacción en una etapa.
Resulta un profesional con más de 36 años dedicados a
este oficio, lingüista, graduado desde 1981 de la misma Universidad donde yo estudio
(UCLV), merecedor en 2008 del Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la
obra de la vida y cuya sencillez se refleja en su rostro luego de cualquier
cumplido.
Durante
muchos años usted trabajó como corresponsal del Sistema Informativo de la
Televisión Cubana ¿Cómo recuerda aquella etapa?
“Fue un período intenso, en Cienfuegos no existía
Telecentro, en esos momentos, había uno por
territorio y el nuestro estaba en Santa Clara. Debido a las necesidades
informativas del Noticiero Nacional, viajábamos como mínimo hasta dos veces por
semana hasta allá. Editábamos, y luego se enviaban los materiales a la capital.
No era extraño grabar aquí en la mañana, editar en la tarde y que el trabajo
saliera en la noche por la televisión”.
Angola resultó
su primera misión internacionalista, ¿qué experiencias le aportó?
“Hacia el año 1988, por una tarea de la dirección del
ICRT y de la dirección política del MINFAR, voy a Angola con la encomienda
específica de atender a los trabajadores civiles en una situación de guerra. En
1989 vuelvo para darle cobertura al regreso de las tropas cubanas: una
experiencia tremenda, una escuela, algo extremo que toda persona necesita para
madurar, la guerra es fuerte, educa tu temperamento, tu personalidad, la manera
en que uno puede ver las cosas e interpretarlas.
“Nosotros recorrimos Angola, convivimos con las
tropas, los colaboradores civiles, vivimos momentos dramáticos, participamos en
escaramuzas…entre un periodista y un soldado existe una brecha muy pequeña en
este tipo de situaciones”.
La cumbre
de la FAO en Roma y la visita de Fidel al Vaticano fueron también momentos
importantes de su carrera.
“Formé parte de la delegación de prensa que acompañó al
Comandante a la cumbre de la FAO, Roma 1996. Además de cumplir con todo el
protocolo de la cita, Fidel se entrevistó con el Papa Juan Pablo II. Este encuentro
dio un vuelco a las relaciones entre el estado cubano y la Iglesia Católica, y
terminó con la invitación de Fidel al Sumo Pontífice para que visitara Cuba dos
años más tarde”.
Según el
periodista polaco Kapuscinski el reportero debe tener cinco sentidos en la noticia,
estar, ver, escuchar, compartir y pensar ¿Qué le agregaría usted?
“Aunque recoge todos los estados posibles de una actitud
(y aptitud) profesional, faltaría para mi otro infinitivo: transformar. El
periodista debe contribuir con su visión, con su interpretación del sentir de
la gente y la manera en que proyecta su ejercicio a transformar, proponer
caminos, hacer conciencia de necesarios cambios en la sociedad”.
¿Tiene el
periodista el reconocimiento social que merece?
“El periodismo es una profesión no solo mal pagada,
también muy poco acompañada de reconocimiento. El periodista tiene el
reconocimiento que se gana con un desempeño transparente, apegado al sentir de
las personas, justo en sus evaluaciones como parte de su ejercicio profesional.
“No creo que una sociedad pueda prescindir del
periodista, en parte, siempre hay un agradecimiento a su labor. Es un Robin
Hood que descubre y brinda lo interesante. En ese sentido sí tiene su reconocimiento.
Sigue siendo ese personaje romántico, esa especie de héroe que se somete a
muchos riesgos”.
Según su
consideración ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el periodismo
cubano?
“Existe cierta incomprensión en el papel que jugamos
los periodistas dentro de una sociedad socialista como la nuestra: alguna
reticencia a abrirse a datos e informaciones que son públicas y no comprometen
a la seguridad del Estado y que escamotean unos de buena fe, pensando que
ayudan al país y otros que no lo hacen con tan buenas intenciones, tratando de
preservar intereses personales y muy mezquinos. Es una batalla larga en la que
no hemos avanzado mucho.
“Se hace presente también un grado de
desprofesionalización en el gremio, hay colegas que se acomodan, prefieren que
le sigan dando la papilla de temas y contenido en la boca, que vengan pre-digeridos
de otras instancias. A otros no les interesa superarse, piensan que el solo
hecho de haberse habilitado o graduado como periodistas les da para todo en la
vida y se quedan rezagados en este mundo tan exigente.
“El periodismo no puede cambiar una serie de
insatisfacciones, tiene que existir una voluntad política, una actitud
comunicacional en toda la sociedad que contribuya a hacer un mejor periodismo y
nosotros tenemos que ser más profesionales, superarnos y tomarle el pulso a la
calle”.
¿Qué papel
juegan las nuevas tecnologías dentro de la prensa nacional?
“Es una transformación que no se acaba de materializar
en nuestros medios, pero en algún momento habrá que asumirlas, nuestras
redacciones llegarán a ser integradas, ya no se podrá distinguir una redacción
de televisión a una de radio o un periódico, todas van a participar en una
proyección multimedial en la que cada cual tendrá su sitio digital con contenidos,
desde videos hasta audios, todo creado y editado por los periodistas.
“Esto de las nuevas tecnologías está llamado a fundar
una revolución en cuanto a la manera en la que actualmente gestionamos el servicio
de los medios. Otro aspecto es que abren un mundo de información, en estos tiempos
bastante restringido, te da la posibilidad de acceder a muchas fuentes, evaluar
opiniones diferentes sobre un mismo tema, la posibilidad, además, de
interactuar no solo con tu público, sino también con colegas que tengan
visiones parecidas o diferentes sobres determinado asunto. Todo esto no se
puede ver con temor, debe orientarse como un reto, para ponerse a la altura”.
¿Un
periodista debe ser, necesariamente, buena persona?
“Si, una persona que no sea honesta, consecuente con
lo que piensa u opina, no puede ser periodista. Tendría que ser muy anti natural
que uno escribiera algo que no sintiera o percibiera. Una persona no puede
tener doble moral, muy censurable tanto en el plano profesional como en lo
personal. Uno tiene que trazarse una línea editorial y saber que este es el
proyecto social que tiene y necesita defender nuestro país. No se puede
confundir nunca fidelidad con servilismo”.
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