Por Miguel Ángel Castiñeira García
Nos levantamos a las cinco y media de la mañana, como de costumbre. En vez de bajar al polígono a paso doble corto, casi la mitad de la compañía se quedó en el cuartel, arreglando el orden interior. Cuarenta y cinco minutos después, esperábamos las guaguas que nos conducirían a las diferentes áreas de salud de Cienfuegos.
El zyka había movilizado a las FAR, las cuales en ese 2016 realizarían la campaña de fumigación más efectiva de la Historia de Cuba.
Escuché del lugar por vez primera en uno de esos desvencijados ómnibus. El primer teniente Valero, hijo del teniente coronel Valero, ambos de la Brigada de Tropas Especiales, le comentó a uno de los reservistas que su madre trabajaba en un museo por el Parque Martí, el cual tenía un mirador desde donde se tenía la mejor vista de la ciudad. Imposible imaginar que, horas después, me tocaría fumigar el inmueble.
Un grupo de turistas, colombianos creo, me retrataron con el celular. Yo vestía incorrectamente el uniforme verde olivo, tenía el zambrán por debajo de la camisa y la parte baja del pantalón por dentro de las botas. Un naso buco me colgaba del cuello y, además, en la mano derecha agarraba la máquina, bien cargadita de insecticida y gasolina. En fin: una imagen deplorable.
Ubicado sobre la Casa de la Cultura, el Palacio de Ferrer no tenía otro aspecto que el de una casona vieja desde el interior. “¿No has venido nunca aquí? Antes de fumigar, te aconsejo que subas al mirador”, me comentó la guía.
La edificación se encuentra en la calle 25 # 5401-03, entre Ave 54 y 56, en el Casco Histórico Urbano, Monumento Nacional, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2005. Se conoce como Palacio de Ferrer debido a uno de los antiguos propietarios: José Ferrer y Sirés, hombre de negocios, quien remodeló el inmueble entre 1917-1918.
En agosto de 2014, pasa a manos del Centro Provincial de Patrimonio con el propósito de refuncionalizarlo con fines educacionales, sociales, culturales, recreacionales, políticos (cívicos) y económico-sociales.
La remodelación del Palacio Ferrer, dirigida por el Centro Provincial de Patrimonio Cultural, es uno de los tantos proyectos realizados en Cienfuegos con el fin de celebrar, en el 2019, el bicentenario de la fundación de la villa anteriormente conocida como Fernandina de Jagua.
El proyecto de desarrollo local no solo se queda en la restauración, también se piensa inaugurar un Museo de las Artes aprovechando la ubicación del lugar y debido, además, a la ausencia de un local concebido para tales propósitos en la Perla del Sur.
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Martin, un checoslovaco de casi dos metros de altura, quien hizo amistad conmigo en el Parque Martí hace como tres meses, me preguntó casi en sus últimas horas cienfuegueras (por la tarde tomaría el camión a Santa Clara): “¿Qué lugar visito antes de irme?”. Sin dudarlo un instante, señalé el edificio en reparación: “Palacio de Ferrer, ahí se tiene la mejor vista de la ciudad”, le dije.
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