Trump apretó el botoncito y ¡buumm!

El supuesto ataque con gas sarín dejó un saldo de al menos 100 muertos, de ellos 20 niños/Foto: Tomada de NYT


Fidel Alejandro Conde Ravassa - La portada estaba lista para salir de la plancha y se cocinaba algo más en el horno. Los primeros en hacerse eco de la primicia y culpar al gobierno sirio fue el canal Orient TV, incluso sin comprobar la veracidad de la información y si se habían utilizado sustancias químicas.
Buena parte del mundo amaneció con una noticia abrumadora el pasado miércoles. Un supuesto ataque con sustancias neurotóxicas dejaba cerca de 100 fallecidos en la población de Khan Sheikou, provincia de Idlib, hasta hoy en manos de los rebeldes contrarios al régimen de Bashar al Assad.
Luego de atravesar el mediterráneo y llegar a Europa, las buenas nuevas se convirtieron en ciertas con el respaldo de Estados Unidos, Reino Unido y Francia dentro del Consejo de Seguridad de la ONU. Las redes sociales hicieron la difusión mediática de los elementos supuestamente incriminatorios al gobierno sirio.
Según (PL) la única conexión del hecho con las tropas leales a Assad fue el bombardeo de una fábrica de misiles, perteneciente a los separatistas, empleando un avión Su-22, del que se dice, no puede portar bombas ni otro artefacto explosivo que contenga algún tipo de toxina.
A partir de entonces comenzaron a revivirse las tenciones de 2013, cuando la administración Obama acusaba a Siria de utilizar armas químicas en su lucha contra los rebeldes. En aquel momento obligaron a la alta dirección del gobierno sirio a aceptar una misión de observadores de Naciones Unidas y a destruir todas sus armas tóxicas en medio de una guerra contra el terrorismo, dada la radicalización de los segregacionistas.
Entonces, se manejaba una “posible” intervención militar por parte de EE.UU., como si no bastara el apoyo a los rebeldes, respaldada por buena parte del congreso. En aquella coyuntura el actual inquilino de la Casa Blanca se opuso rotundamente a una intromisión armada.

Y los misiles… 

En la madrugada del 6 de abril Estados Unidos lanzaba más de 50 misiles teledirigidos Tomahawk desde el Mediterráneo a una base aérea del ejército sirio cerca de Homs. /Foto: Ford Williams /Marina estadounidense.

A las 20:30 horas de Washington, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apretaba un botoncito desde su residencia de descanso en la Florida cuando probaba su nuevo Play Station 4, nada, al parecer se equivocó de comando y dio la orden para lanzar 59 misiles de crucero contra la base aérea de Al Shayrat, cerca de Homs. El pretexto: EE.UU. tiene que “prevenir y disuadir el uso de armas químicas mortíferas”. De más está decir que es un mensajito un poco traído en las administraciones norteamericanas.
Innegable una demostración de fuerza, y perdonen la palabra, excesiva cuando en ese lugar solo hay, según fuentes del ejército sirio, hangares y aviones de combate y no un almacén con bombas venenosas.  

Así quedó uno de los hangares de la base aérea de Al Shaytra. /Foto: Sputnik

Ahora, cambió el discurso, “no vemos paz en Siria con Assad allí”, aseveró la representante de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, en una entrevista a la cadena CNN. Dándole la vuelta al marcador con gol en propia puerta, cuando la semana anterior decía que la prioridad de su administración no era la jefatura política del país árabe.
Contradicción en el discurso. El jefe de la diplomacia norteamericana Rex Tillerson confirma que Washington quiere que “los sirios decidan ellos mismos su destino y el de Al Assad”, en una entrevista a CBS News. Parece una obra de teatro en el escenario político actual.
Los detractores del ataque salieron en avalancha y varios senadores afirmaron que esta orden, la cual no fue consultada en ninguna facción del congreso ni el senado, es una violación a las leyes del país de las barras y las estrellas. Al mismo tiempo en Londres y varias ciudades de los EE.UU. se daban protestas en contra de la medida.


En Londres condenaban la acción de Trump y decían no a la guerra. /Foto: Reuters

Las declaraciones del jefe de estado ruso, Vladimir Putin, no se hicieron esperar, fue directo al grano y condenó lo que considera “inadmisible y una violación del derecho internacional”, hizo saber la página oficial del Kremlin, al finalizar una conversación telefónica sostenida con su homólogo iraní, en la que insistieron en llevar a cabo una investigación “objetiva e imparcial” sobre el supuesto uso de armas químicas en Khan Sheikou, informó (RT).
Una fuente oficial en el congreso de los Estados Unidos, asegura que Rusia fue puesta al tanto del presunto ataque una hora antes de que este sucediera, aun a sabiendas de una posible alerta al país árabe. Acertada, la decisión de Moscú de no derribar los misiles. De haberse producido una intervención del sistema antimisiles ruso emplazado en Siria, las consecuencias hubieran sido mayores y se hubiera armado la de San Quintín.
Esta acción no justificada y que viola todas las normas del derecho internacional, pone al nuevo presidente de en una posición de privilegio con la facción belicista del congreso, le demuestra al mundo entero que no le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones radicales, muchos en Estados Unidos ya lo ovacionan.

Llegó en el momento justo
Comienza la cumbre del G-7 y con ella, también, una visita del secretario de estado norteamericano al Kremlin de seguro para analizar el tema Siria, los planes de acción conjunta contra el ISIS, la situación en Ucrania y la nueva escalada de atentados en Europa, Egipto y Rusia.
El mensaje para el mundo “la diplomacia siempre es mejor si va respaldada por la fuerza”, lo dijo el ex jefe del Estado Mayor del ejército británico Richard Dannatt a RT.
La moraleja del cuento, no solo fue una demostración de fuerza a la americana, el sartén está friendo con manteca de cerdo algo más gordo que las propias empellitas. Una justificación, tal vez, un mensaje directo a Moscú o enfilar sus cañones, como lo hace, a la península coreana. Petróleo o ganar una posición estratégica en Asia cerca de China, para desbancar al yuan y fortalecer el dólar. Veremos si continúa la “previsión y la disuasión” para atacar de cerca al terrorismo y a las armas químicas.

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