Tomado de Reuters |
Por Miguel Ángel Castiñeira García-No precisamente por las celebraciones del Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, sale gran parte de la clase obrera brasileña a la calle, en señal de protesta, debido entre otras tantas cuestiones a las “reformas impopulares—la laboral y la del sistema de pensiones—que se tramitan en el Legislativo”, como aseguró el periódico Granma.
La corresponsal de Tele Sur en Brasilia, Adriana Robreño, aseguró: “Cerca
de cuarenta millones de obreros cruzaron los brazos el pasado viernes (28 de abril) durante
la huelga general. Según la derecha, estas protestas no van a influenciar de
ningún modo sobre las reformas impopulares del gobierno de Temer”. Por otro
lado, el ministro de Justicia, Osmar Serraglio, valoró la paralización como un
fracaso, como “una huelga que no existe”, promovida por “sindicatos perturbados
por las decisiones del Congreso”.
Diametralmente opuestos resultan los anteriores criterios. De todas
formas, se demuestre o no la magnitud real de la manifestación, poco cambiará
el rumbo económico de Brasil.
***
El sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón expone que, aunque
hayan existido prolongados índices de crecimiento económico en AL, estos no
fueron suficientes para superar las
fronteras del subdesarrollo. El Banco Mundial y del Fondo Monetario Mundial,
así como sus “benévolos” consejos, terminaron por alargar la distancia entre
los países que componen el sistema y los que integran la periferia del sistema.
Desarrollos fantasmas se sobran en la historia de la actual República
Federativa del Brasil. Pero, aunque en su momento los medios norteamericanos
intentaron confundir a las masas y tergiversarles el concepto de desarrollo, convirtiéndolo
en los dulces de la bruja para atraer a Hansel y Grettel, con el fin de
exhortarlos a transitar un camino neoliberal hacia el progreso, las posteriores
crisis y los aumentos de los males sociales demostraron la imposibilidad de
cualquier país latinoamericano de llegar al “primer mundo” por la misma vía que
transitaron los Estados Unidos de América y muchos de los países del continente
europeo.
Grow with Brasil. Grandes
avisos en los diarios de Nueva York exhortaban a los empresarios
norteamericanos a sumarse al impetuoso crecimiento del gigante de los trópicos
(…). Pero la traducción correcta de aquel publicitario sería, bien se sabe:
“Crezca a costa del Brasil”, expresa Galeano en Las venas abiertas de América
Latina.
Dirán: “¿qué hace usted opinando sobre otra nación, cuando Cuba lleva cincuenta
y ocho años estancada en la locura del comunismo? Lo que tiene que hacer es
abogar, en su país, por el establecimiento del capitalismo-liberal”. Y, para no
dejar vestigios de duda, incluso podría algún que otro entendido citar a
Cristina Fernández cuando en la Universidad de Columbia ratificó la supremacía
del capitalismo, valiéndose del ejemplo de la caída del muro de Berlín.
Yo solamente me limito a mirar, por ejemplo, al mismo Brasil, “cuya
alianza con los Estados Unidos (en la Segunda Guerra Mundial) y el envío de sus
tropas para colaborar con la empresa bélica en los campos europeos,
supuestamente le abrirían de par en par las puertas de la colaboración
norteamericana, lo que garantizaría una ruta segura a los niveles de desarrollo
en el primer mundo”, como asegura Atilio Borón. Sin embargo, ¿cuáles han sido
los logros del Gigante Sudamericano hasta la fecha? Una economía con más altas
que bajas, como se comprueba hoy con la crisis del gobierno de Temer, por solo
citar un ejemplo.
“El mismo día de la
huelga general el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) hizo
público que el desempleo alcanzó el 13,7 % en el primer trimestre de 2017. En
términos absolutos esto se traduce en 14,2 millones de brasileños en paro”,
publicó la página digital de CNN en español.
***
“Se prevé una subordinación total de las empresas transnacionales, al
capital estadounidense en el mercado petrolero y la tecnología. Sobre todo, se
espera la reconfiguración de la estructura del Estado para aumentar el control
de la burguesía, la criminalización de los sectores progresistas y la ofensiva
contra los movimientos populares”, asegura Melissa Gorete da Silva, quien
pertenece al Sector de Relaciones Internacionales del Movimiento Sin Tierra, en
una entrevista concedida a la revista Contexto
Latinoamericano.
Parece mentira que todavía se crea en el mito del desarrollo a través
de la propiedad privada EN LATINOAMÉRICA. Tenemos el síndrome del perro
callejero de la historia de Bulgakov, quien siguió al doctor Filipp Filippovich
por las calles de Moscú, recibió de él los restos de cada cena, el leve
calorcillo de la estufa, los lujos de una vida burguesa hasta que, un buen día,
cuando estaba en la mesa de operaciones a punto de ser otro experimento en
beneficio del conocimiento de su “queridísimo amo”, ya no había vuelta atrás.
Luis Ignacio Lula da Silva busca ser candidato presidencial en 2018, el
mismo que en una entrevista al rotativo Clarín, en 2006, declaró que no estaba
en edad para ser de izquierda. Entonces, hoy, más de diez años después, me
imagino debe andar por la ultraderecha.
Comentarios
Publicar un comentario