Equipo 009, la serie infantil del verano

Entrevista con Alexander Rodríguez, realizador de los Estudios de Animación del Icaic, y codirector de la serie infantil Equipo 009

Por: Abel Alejandro Reyes Montero

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Cuando Alexander Rodríguez interrumpió la entrevista, ya había pronunciado la frase que lo definiría al apagar la grabadora: «…trabajo en lo que siempre quise desde que era niño: hacer muñequitos». Luego de esa sentencia, el realizador de los Estudios de Animación del Icaic, y codirector de la serie infantil Equipo 009, conversó con nuestro diario acerca de su producción y de los retos que supone la creación artística ante «el más exigente de los públicos».
Tenemos la suerte de trabajar en los estudios. Yo trabajo ahí hace 20 años, y digo suerte porque hacer un trabajo de animación freelance es muy difícil. Un trabajo de animación lleva muchas personas, lleva dinero. Yo soy una persona realizada, trabajo en lo que siempre quise desde que era niño: hacer muñequitos. Pero el equipo es necesario; sin apoyo te demorarías una eternidad. Y tenemos la suerte de que el estudio financia totalmente el proyecto: no necesitamos de otras instituciones a menos que sea una coproducción con otro país, como es el caso de Tutu.
Equipo 009 responde a las exigencias del público infantil de estos tiempos. ¿Podrías referirte al proceso creativo, las técnicas utilizadas, el formato en que se concibió?
La serie es totalmente digital. Digital 2D, porque es plana. Cuando la ves parece que es dibujada a mano, pero está realizada completamente en una computadora. No es como otras películas que yo he hecho, donde la animación sale del papel, aunque los diseños sí se dibujan primero, el diseño del personaje.
Después a ese personaje se le da forma. Tenemos que convertirlo, digamos, en una marioneta dentro de la computadora, y que de esta manera pueda mover los brazos independientes del cuerpo, entre otras cosas. Pero como tal la serie no es tridimensional. Aunque a veces dé la sensación de tridimensionalidad, es completamente plana. La concebimos como un producto digital 2D.
¿Existen perspectivas de comercialización con otros países?
Lo que hay en torno a la comercialización es con una empresa china. No sé bien, porque esa parte le corresponde a la producción, pero ellos tienen mucho interés: se hicieron mochilas, jarras, pomos de agua para los niños, calzados… y algunos de esos productos fueron los regalos que se le hicieron a los niños en diciembre cuando se hizo el concurso de la serie. Estos artículos deben comenzar a venderse por medio de Artex.
¿Y la serie como producto?
No. Hasta ahora, la serie es completamente una producción nacional, para consumo nacional.
Con respecto a la visualidad, ¿qué referentes de la animación utilizaste para lograr un producto como Equipo 009?
Yo siempre cuando voy a hacer una película pienso en cómo quiero que se vea. Es lo primero que me viene a la cabeza. Por ejemplo, en Juan Quinquín, los diseños son más realistas porque tiene más acción, es más adulta, y necesitaba acercarme un poquitico a los japoneses: figuras más humanizadas, los fondos que tienes detrás son más llamativos. Sin embargo, esta es una serie para un público más infantil, una serie de absurdo, de golpe y porrazo; no tiene sentido hacer una cosa realista porque no le queda al tipo de animación, que en este caso es más dinámica.
El golpe y porrazo es distinto. Si un personaje le da un golpe a otro, la cabeza se le escacha, o el personaje se estira, por tanto, depende en gran medida del guion que tengas en la mano. Para la serie tuvimos presente las cosas de Cartoon Network.
Cuando uno dice eso lo primero que nos viene a la cabeza es EE.UU., pero Cartoon Network tiene animados de Brasil, de México, porque es un canal y transmite desde Japón. Nosotros capturamos la esencia de este tipo de animación. Incluso, esta forma se hacía antiguamente en Cuba. Los primeros Elpidio, por ejemplo, bebieron de las animaciones de Tex Avery, creador del golpe y porrazo en el mundo de la animación.
¿Por qué la temática detectivesca?
A Isis (Isis Chavean, codirectora y guionista) se le ocurrió primero hacer un detective. Luego pasaron a ser agentes especiales, lo que nos permitía más acción y dinamismo a la hora de contar las historias. Así, los personajes podían infiltrarse en un grupo, tener armas, que al final son juguetes porque los disparos son de agua, o el arma de Samy, un hulairis, (como hula hula, pero con los colores del arcoirirs), que en la serie se usa para combatir a los pálidos. Tuvimos en cuenta ese tipo de ingenuidades que solo tienen los niños, y la temática justificaba perfectamente todas nuestras ideas.
Cuba es víctima de una penetración cultural muy fuerte, a la que no escapan los niños. ¿Tuviste en cuenta esta realidad durante la realización de la serie?
Sí. Mira, Jaimito es un niño de estos tiempos. Va a la escuela vestido de pionero (de hecho, está en cuarto grado), al igual que XP y Samy. Tiene una maestra, un aula con ventiladores y televisores como las aulas cubanas modernas: es un muchacho como cualquier otro. Nosotros intentamos hacer un animado con los niños de este tiempo.
El objetivo era que cuando el público infantil viera la serie pudiera identificarse con los personajes. Jaimito es fanático a los videojuegos, igual que XP. Él prefiere los de acción, a XP, que es el científico, le gustan más los puzles. Samy, por otro lado, asiste al ballet y a la vez practica karate.
Es que los niños de hoy no hablan como los niños que veían Elpidio Valdés…
Mis personajes hablan como nosotros, de compadre y todo. Sin embargo nos cuidamos del asere, del qué bolá, aunque ya esas frases son cotidianas en el habla popular.
Tanto Isis como yo, coincidimos que no era necesario un lenguaje chabacano para aterrizar a los personajes en Cuba. Hay una parte en que XP le dice a Jaime: «¿Qué tú dices, qué tú hablas, qué cosa es, Jaime?», pero son momentos muy puntuales del guion, no es usual. Ni siquiera los malos hablan así. Los malos escriben con faltas de ortografía, pero no son chabacanos.
¿Cómo fue el trabajo con los actores que hacen las voces?
Para Jaimito se hizo un casting grande. Fueron dos días, y pasaron muchas personas por ahí. Edwin Fernández se llevó dos personajes bastante difíciles. Uno es Tom Po, que tiene dos voces: la de muñequito, cuando está sin la máscara, y la otra cuando tiene la máscara, que es un tipo glamuroso, con la voz pausada; y además, interpreta al malo, que tiene la voz muy rajada y es muy difícil de hacer. El día que Edwin viene a grabar se va extenuado porque son varios personajes con diferentes matices de voces.
¿Podemos hablar de una segunda temporada de Equipo 009, o existe algún proyecto intermedio?
Siempre que se hace una primera temporada, esperamos la reacción del público para pensar en la segunda. Yo preferiría hacer un largometraje de la serie. Vengo del cine y toda una vida he trabajado en los Estudios desde el cine, pero de pronto la tecnología digital nos acerca al video, y así, a la televisión.
Antiguamente los únicos seriados que se hacían eran los Filminutos que eran cinematográficos. Equipo 009, por más que nosotros queramos darle el toque televisivo, siempre va a tener cosas del cine: los planos un poquito largos, y esas cosas que ya tengo incorporadas como realizador. Por eso quisiera hacer primero el largometraje y después pensar en más capítulos.

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