A
una semana del inicio de la 57 Serie Nacional de Béisbol es momento
oportuno para abordar algunos detalles de esta edición y comentar sobre
la misma.
Foto: Radio Rebelde |
Por
segundo año consecutivo su apertura acontece en el mes de agosto, algo
necesario por la actual estructura para que el campeón recién coronado
asista a la Serie del Caribe como ocurre en las demás ligas del área.
Sin embargo ello genera el riesgo de coincidir en tiempo con eventos
deportivos al más alto nivel y de los más seguidos en el mundo, como
fueron las Olimpiadas de Río de Janeiro el año pasado y dentro de unos
días el Campeonato Mundial de Atletismo en Londres (matizado además por
ser la última aparición competitiva del estelar Usain Bolt).
La
Serie 57 no promete cambios, menores o mayores, con respecto a las
anteriores. Se mantiene así dentro del inmovilismo reinante en el
béisbol cubano en los últimos años pese a las continuas derrotas de los
planteles nacionales en los más disímiles eventos. Al parecer, se están
“estudiando” las “experiencias tomadas” para futuras versiones. Esta
edición ha sido anunciada y promete ser recordada como la serie de los
mentores, donde más que un duelo de pitcheo al estilo Lazo vs Vera o El
Duque contra Arrojo, el show pretende centrarse en glorias que hoy son
timoneles como Kindelán vs Lazo o Víctor vs Kindelán.
En
el plano competitivo correré el riesgo de dar mis favoritos para
avanzar a la segunda fase, aclarando que el desempeño de varios
planteles pudiera ser casi imposible de pronosticar ante la contratación
de varios jugadores en Canadá, Italia y Japón, los cuales deben
incorporarse paulatinamente en el último tercio de esta etapa e incluso
muchos pudieran ser escogidos como refuerzos sin haber actuado con sus
conjuntos provinciales.
Dentro
de los cuatro boletos directos a la segunda etapa, dos son casi
indiscutibles: Ciego de Ávila, nuevamente con un elenco compacto e
Industriales, con varios “refuerzos” que siguen a Víctor Mesa desde
Matanzas aunque con más preguntas que respuestas en torno al cuerpo de
pitcheo. Como tercer pasajero directo ubico a los Cocodrilos yumurinos,
que pese a algunas salidas sufridas al terminar su gestión Víctor, reúne
un plantel con buenos bateadores (Jefferson, Santoya, Ariel Sánchez,
Ariel Martínez) y un staff de pitcheo, encabezado por Jonder Martínez y
Yoanni Yera, que cuenta con dos valiosos regresos: el cerrador Félix
Fuentes y Yohan Hernández.
El
último asiento entre los cuatro punteros en este inicio se torna
difícil de señalar debido a la presencia de dos equipos con
características bastante parecidas, mayor solidez en el pitcheo que en
el bateo: Villa Clara y Pinar del Río. Los centrales cuentan con
prometedores monticulistas como Yosbel Zulueta y Pablo Guillén mientras
que los Vegueros pueden presumir de la mejor rotación abridora del país
pero no contarán con los servicios de los contratados Liván Moinelo y
Raidel Martínez y desde hace varias campañas poseen lagunas en el área
de los jardines. Mi voto entre estas dos selecciones se lo doy a los
Leopardos.
Ahora
bien, para los cuatro planteles que deberán buscar su avance en las
series de comodín varias provincias lucen parejas. Como punteros de este
pelotón ubico a Pinar del Río y a Granma, que pese a su condición de
vigente campeón nacional adolecerá en el pitcheo la ausencia de su
líder, Lázaro Blanco. Otro que debe estar en las series de comodín es
Camagüey, que cuenta con la experiencia del año anterior y mucho talento
en su pitcheo aunque sentirá en su alineación el no poder contar desde
el comienzo con su bujía, Alexander Ayala.
El último cupo al comodín
deben pelearlo tres selecciones con sellos peculiares: Santiago de Cuba
encabezado por sus muchachos bicampeones nacionales en el Sub-23,
Holguín avalado por su presencia durante cuatro años consecutivos en el
pelotón de cabecera y Las Tunas, dependiente en gran medida de lo que
puedan aportar hombres como Yosvani Alarcón y Yoalkis Cruz. Un escalón
por debajo situo a la Isla de la Juventud, siempre con nóminas discretas
en el papel pero que año tras año batalla ante rivales superiores.
Fuera de las posibilidades de clasificación, Artemisa, Sancti Spíritus y
las tres selecciones más discretas a mi entender: Mayabeque, Guantánamo
y Cienfuegos.
En
el plano individual es alentador el regreso de figuras como el
espirituano Ángel Peña, los matanceros Félix Fuentes y Yohan Hernández,
el santiaguero Alaín Delá, el artemiseño Misael Villa, el capitalino
Jorge Luis Barcelán, el tunero Danel Castro (jugó en la Serie 56 pero
había anunciado su retiro en el mes de marzo) y dos jugadores de Ciego
de Ávila, Yander Guevara y José Ramón Alfonso. Por otra parte hay varias
ausencias significativas, sea por retiros, motivos personales,
problemas de salud, salidas del país o contratos independientes en el
exterior.
Algunos
de los ausentes son Robelio Carrillo (VCL), Michel Enríquez (IJV), el
otrora serpentinero y en la pasada campaña jugador de cuadro Alberto
Soto (GRM), Osvaldo Arias (CFG), Vicyohandri Odelín (CMG), Giorvis
Duvergel (GTM), Luis Manuel Castro (MAY), Rigoberto Gómez (IJV),
Yordanis Alarcón (LTU), Carlos Tabares (ahora coach de tercera azul),
Adir Ferrán (CFG), Norberto González (CFG), Yorelvis Charles (CAV) y
Yeison Pacheco (HOL).
Llamativo es que son casi nulas las ausencias por
salidas ilegales, algo que puede interpretarse por varios factores: el
acuerdo migratorio entre Cuba y Estados Unidos a inicios de este año, la
partida cada vez más acelerada de talentos de las categorías cadetes y
juvenil, la consiguiente disminución de la cantera con que se cuenta en
Cuba y las nuevas regulaciones para prospectos internacionales de la MLB
que exigen mayor edad y experiencia previa a los que aspiran a
contratos elevados.
Como
ya es costumbre algunos jugadores cambian de equipos con respecto a la
Serie anterior. Cuatro atletas siguieron a Víctor Mesa en su periplo de
Matanzas a Industriales: su hijo Víctor Víctor Mesa, Alexander
Rodríguez, el toletero Yordanis Samón y Adrián Sosa. Otros dos ex
Cocodrilos vestirán uniformes ya conocidos por ellos: William Luis con
Cienfuegos (estuvo de refuerzo en la Serie 52) y el lanzador Yoandri
Ruíz con su natal Villa Clara. Además, el torpedero Jorge Enrique Alomá
permutó de Industriales para Artemisa y Lázaro Herrera, tras su accionar
con los Cazadores, retorna a Matanzas.
Nota
curiosa resultan los cinco padres que serán managers de sus hijos en
sus planteles: Víctor y Víctor Víctor Mesa (primer caso de estas
características en dos elencos, Matanzas e Industriales), Orlando y
Orlandy González (CMG), Pablo Alberto y Alberto Pablo Civil (LTU),
Noelvis y Noel González (HOL) y Orestes y Lionard Kindelán (SCU).
Por
cifras redondas a nivel individual batallarán los aspirantes a integrar
los clubes de los 1000 hits (Stayler Hernández), 2000 incogibles (Danel
Castro), 100 jonrones (Yoandri Urgellés), 100 juegos ganados (Yosvani
Torres y Freddy Asiel Álvarez) y 1000 ponches (Vladimir García).
Más
allá de metas personales o colectivas sería muy bueno que primara la
disciplina por parte de jugadores y directivos, la uniformidad en su
actuar por los árbitros, la presencia de iniciativas locales que
contribuyan al espectáculo, la creatividad para no permitir que se vea
el juego de béisbol como algo aburrido y poco atractivo, el respeto a la
afición, el reconocimiento justo y oportuno a las glorias de cada
territorio, la vistosidad y elegancia en los uniformes de los conjuntos,
el evitar al máximo los agobiantes doble juegos, los horarios a favor
del pueblo trabajador siempre que sea posible (7:00 pm entre semana,
4:00 pm los sábados y 2:00 pm los domingos), darle todo el valor que se
merece al Juego de las Estrellas, no crucificar con sanciones
excesivamente severas a los atletas que cometan errores de cualquier
tipo, evitar las interrupciones del juego porque el lanzador lleve una
cadena o un collar, que los programas de selección de los refuerzos no
luzcan torpes y poco estéticos, que las pizarras informen en vez de
desinformar y que venganzas personales por un cuadrangular o un ponche
no empañen más nuestro béisbol.
Como
ven, la mayoría de estos problemas, por no decir todos, son
solucionables por nosotros, directivos, jugadores y aficionados y no
dependen de factores externos. No nos asombremos si 30 o más bateadores
promedian sobre 300 o si el líder en jonrones no llega a los 15
bambinazos. Al final estamos hablando del béisbol cubano, hoy más
impredecible que nunca.
Hace
poco descubrimos que la mezcla de naranja con rojo da azul. Hace poco
volvimos a ver que lo que para unos es una indisciplina sumamente grave
para otros no es más que “una digna respuesta ante los errores
arbitrales”. Esta es la serie que comienza, necesitada más que nunca de
seducir a la afición y llevarla a los estadios. Comienza el 5 de agosto
aunque para muchos su verdadero inicio será en enero del 2018, con los
play off.
Y
termino con una sugerencia: para no quejarnos porque los juegos duren
más de 4 horas propongo que se transmitan por Béisbol Internacional y
así todos veremos como no llegarán ni a las dos horas.
Cortesía de martindihigoelmejor2013.cubava.cu
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