Gleidys Sorí Velázquez - ¿Pornografía
cristiana? He tenido que soltarlo, así sin más, porque no sabía cómo dar una
introducción lo bastante adecuada. De nuevo, ¿pornografía cristiana? No es
ciencia ficción, y sí, proviene de la realidad, de aquella noticia que leí hace
poco sobre filmaciones en Estados Unidos y Brasil, a petición de un grupo de “solidarios”
creyentes.
No sé cuántas
tradiciones quedaron burladas, ni qué cantidad de contradicciones milenarias se
levantaron. Confusión, sí, como un oso polar en medio del desierto.
Que la fe cristiana
no se corresponda con la mayoría de creencias contemporáneas, asociadas al
dinero o al sexo, no es extraño. Después de todo, ser seguidores de Cristo y de
Dios significa estar en desacuerdo con el mundo hostil y caótico. Es este el
ideal. Por tanto, no concibo dos ideas tan antagónicas como esas.
¿Qué diría Cristo?
Asumo que nada. Se quedaría perplejo, sin parábola para aleccionar. Algo como
esto: “Y entonces, la buena esposa desvistió a su marido, que poco a poco
anhelaba fornicar por dinero ante las cámaras, para que sus cuerpos, como Dios
los trajo al mundo, fueran vistos por toda la comarca, y el éxtasis, antes
íntimo, fuera ahora por todos conocido”. La creación divina, de templo sagrado se
convierte en templo de la fornicación.
¿Qué es realmente el porno cristiano?
Varios cristianos
consideran necesario un tipo de pornografía suave, educativa, cuyo centro sea
el amor de pareja. La primera noticia de porno cristiano como alternativa al
porno “duro” o cualquier otra variante, se dio en el 2012. En Brasil, cierto
núcleo evangélico anunció en la revista Salvador
la futura proyección de porno cristiano. Desde entonces, ha habido una aureola
de misterio y relativo silencio. En Estados Unidos aprobaron la idea, y hasta
ahora, son los únicos dos países que defienden esta propuesta.
Las películas porno
cristianas se caracterizan por cumplir ciertas reglas durante la filmación. Solo
pueden participar actores casados y cristianos; las escenas no deben denigrar
al hombre ni a la mujer, y deben acercar a los esposos en la forma en la que
pueden obtener mayor intimidad y placer sexual.
Durante las tramas
de las películas nunca deberá cometerse adulterio, y si llega a suceder, debe
mostrarse el castigo que se recibe por pecar. Además, el lenguaje empleado debe
ser correcto y amoroso: se aceptan exclamaciones de placer,
siempre y cuando sean sonidos naturales propios del sexo, que no incluye
profanaciones sexuales.
Con “picantes” títulos como El Cuerpo de Cris (protagonizado por el
reconocido actor cristiano Cris Varney),
Que se vengan todos los fieles y Levántate Lázaro, las historias transcurren
bajo el santo vínculo del
matrimonio, y hasta los actores deben cumplir con este requisito. El escenario
que sirve de contexto debe ser educativo y bíblico, y simular la Tierra Santa.
El porno cristiano
pretende que se entienda al cuerpo como un regalo divino que merece ser bien tratado,
y mostrar cómo el pueblo de Dios puede tener sexo de manera responsable. De ahí
que los filmes eróticos se producen para la educación sexual de los creyentes.
¿Qué diría Cristo?
Un artículo
publicado en la página web de la Alianza Evangélica Española, enumeraba las
razones por las cuales el cristiano –católico o protestante- debe oponerse a la
pornografía. Éticamente hablando, esas han sido, más o menos invariablemente, las
premisas sostenidas por la feligresía ante un fenómeno tan contemporáneo y que
inculpa a creyentes o no.
Básicamente, la
pornografía corrompe la imagen de Dios en las personas. Como el hombre ha sido
creado a imagen y semejanza de Dios, el cristiano siente la necesidad de
desarrollar un ambiente social que proteja y promueva su desarrollo. Esto no
sería posible si acepta que las personas sean objetos de otras para su placer sexual
o para lograr ganancias.
La adicción que
produce la pornografía contradice las enseñanzas de la Biblia sobre la libertad
de pensamiento, y el sistema de valores erigido pretende concebir al hombre no
como instrumento, sino como fin de la realización individual. El apóstol Pablo
se refería a que: "Todo lo que es verdadero, justo, puro, amable,
honorable..., y si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto
meditad" (Filipenses 4:8).
Suele decirse también
que la pornografía es anticristiana, por cuanto reniega de los pilares
principales de la institución religiosa, como el matrimonio, y la relación
entre atracción sexual y amor (eros y
agape). En 1. Corintios 6:9-13 vemos
que: "No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, heredarán el reino de Dios
(…). El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es
para el cuerpo".
Sobre el impacto
que ejercen en los niños los productos pornográficos, predicen también las
Escrituras: "¡Quienes destruyen a los niños son enemigos de Dios! No es la
voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños"
(Mateo 18:14). Lo que deshumaniza y explota al hombre no se corresponde con la
moral ni la ética cristianas. Como la pornografía prepondera la satisfacción de
la lujuria, entonces interfiere en las relaciones humanas normales.
Finalmente, la base
ética del cristianismo arremete contra cualquier forma de idolatría. Como se lee
en el Nuevo Testamento: "Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él
servirás" (Mateo 4:10). El culto al sexo mediante la pornografía es
considerado “maligno”, ya que se alimenta también de la avaricia.
De las industrias
de cine porno se deriva entonces la no cristiandad, y se infunda el placer que
se obtiene al pecar, al desacato y a las pasiones desenfrenadas. El temor a
Dios se quiebra desde el momento en que se hace público un acto concebido para
la intimidad. Dinero por el medio, el propio gemido de Oh God, oh God! (¡oh Dios
mío!, ¡oh Dios mío!) incita a romper el segundo mandamiento más importante.
¿Qué hay realmente detrás de todo esto?
Dinero. Mercancía.
Aun con las reglas
que tenga, no importa: el porno cristiano desacraliza el concepto devoto del sexo,
al banalizarlo y empaquetarlo industrialmente bajo la irónica capa de la fe.
El cuerpo humano no
se vende. Digo yo. Dios no quiere ver a sus hijos en semejante acto de
fetichismo. Tampoco quiere que ningún buen cristiano codicie la esposa de otro
(lo mismo para las buenas cristianas).
Si de sexo
educativo se trata, basta con una Pastoral de la Sexualidad que algunas iglesias,
protestantes y católicas, divulgan.
¿Pornografía
cristiana? Me suena a un “confiésalo y recíbelo”, como suelen llamarle los
neopentecostales a su querida Teología de la Prosperidad. ¿Qué la prosperidad
económica y el éxito empresarial sean dones otorgados por Dios? Lo mismo que el
sexo impúdico es lo que el Señor manda.
Pero ya nada me
sorprende. Espero que próximamente se discutan temas más sustanciales, como “el
aborto cristiano”, “el apoliticismo cristiano”, “la homosexualidad cristiana”...
Lo veo llegar. Es más: de eso sí que no tendría más dudas.
No sé como lo verá cristo, pero a mi me gusta verlo en HD.
ResponderEliminarPura vagabunderia sexual
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