El tema vino rodando desde el mes de junio, cuando por diferentes vías se anunció que a partir del 1ro. de agosto no podrían circular en Cienfuegos las motorinas importadas de combustión, de más de 49 cc. Muchas de ellas andaban por las calles hacía poco más de cinco años.
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“Puedes
entrar partes de la carrocería y del motor que no sean donde están las
numeraciones de ambas, asegura Mariela Ruiz González, asesora jurídica
de la Aduana en la provincia. La importación de esas piezas, que les
llaman registrales, está prohibida; tú puedes traer partes, pero no todo
completo de una vez y nunca las piezas registrales. Ello lo establece
el Decreto Ley 320. Nosotros no sabemos cómo esa cantidad de motos
entraron al país; sí te puedo garantizar que por aquí no fue. Solo
importan carga las terminales de La Habana, Matanzas, Holguín y Santiago
de Cuba”.
Lo
cierto es que, según datos de Tránsito, en el territorio existen hoy
entre 100 y 200 motorinas de combustión interna de tales
características. Y ninguna es de fabricación nacional.
“Según
el artículo 229 de la Ley 109 — Código de Seguridad Vial aprobado el
1ro. de agosto de 2010 durante el Quinto Período Ordinario de Sesiones
de la Asamblea Nacional del Poder Popular — , se prohíbe la construcción
de vehículos en Cuba, por tanto, su inscripción en las oficinas de
registro mediante ensamblaje, por partes, por piezas nuevas o de uso, o
de cualquiera que sea su título de adquisición.
“Además,
el 230 de esa misma normativa define que en los casos de infracción
dispuestos en el artículo anterior, así como la alteración de números de
bloques, carrocerías, cuadros de motor (…) se aplicará el decomiso del
vehículo”, esclareció el teniente Vismedy Bernal Pérez, oficial de
Tránsito.
Tales
disposiciones dejan en claro la ilegalidad de estas motorinas de
combustión en suelo cubano, pero no todos los propietarios lo reconocen
así.
“La
mía costó más de 4 mil CUC. La persona que me la vendió entregó el
papel de la Aduana como que entraron legalmente al país, y el papel lo
dice todo: color, número del carter, cantidad de cc; es traída de
México, casi todas son de México, la de nosotros entró por La Habana (…)
Yo pago la gasolina especial en el Cupet, nadie me la regala ni la
robo, eso es un ingreso al Estado”, aseguró Gioelkys Sosa Hernández,
dueño de una “Italika”, una de las marcas de este tipo de motocicletas
de combustión interna que ruedan hoy.
“Es
que a mí me paraban para pedirme la licencia, me veían el tubo de
escape y nunca me dijeron nada. De cierta manera no somos culpables, no
sé si fue la Aduana, pero eso entró por algún lado, nosotros solo
compramos una moto. ¿Por qué dejaron que se le llenara la provincia de
motorinas? Si hubieran advertido de eso antes, de seguro no la
hubiéramos comprado. Porque realmente yo sí pregunté”, aseguró Yusleidy
Muñoz Ortega, ama de casa.
Hasta ahora no existen mecanismos para inscribirlas en el Registro Nacional de Vehículos del Ministerio del Interior. Sin embargo, datan de 1979 las prohibiciones aduanales y desde entonces muy poco han cambiado sus acápites.
Hasta ahora no existen mecanismos para inscribirlas en el Registro Nacional de Vehículos del Ministerio del Interior. Sin embargo, datan de 1979 las prohibiciones aduanales y desde entonces muy poco han cambiado sus acápites.
“Estas
personas que poseen esas motos han sido estafadas por otras que han
construido esos vehículos en Cuba; sabemos que en Matanzas y Santa Clara
hubo fábricas ilegales (…) La mayoría de los motoristas desconocen la
ley (…) No está aprobado por una marca registrada, ni tiene papeles de
una fábrica. ¿Cómo se le va a poner una chapa a algo que es ilegal?”,
declaró el teniente Vismedy.
Al
igual que ha sucedido con otros procesos donde lo legislativo se ha
justado a las exigencias de nuevos tiempos, los afectados abogan por una
medida menos radical que el decomiso.
“La
solución debe ser cobrarte el impuesto sobre el motor terrestre, darte
una chapa, pagar a la Onat…, poder legalizarla, que determinen un
precio, estoy seguro que todos lo pagarán para poder circular. Hablamos
de una gran cantidad de dinero invertido, no es juego”, explica Alberto
Rodríguez Machado, otro de los propietarios y chofer del Citma.
No
obstante, las autoridades no parecen ceder terreno en el tema: “El
Estado cubano no tiene por qué cargar con la responsabilidad que esas
personas asumieron al importar la moto, violando lo que está
establecido”, agregó la asesora jurídica de la Aduana.
El
hecho de que estas motorinas de combustión interna estén, y no sean
pocas, muestra un camino de incongruencias, estafas y “flexibilidades”,
incluso desde los encargados de hacer cumplir la ley. Sin embargo, tal
como pintan las cosas, parece que solo pasará factura a una parte de los
implicados.
Originally published at www.5septiembre.cu on August 11, 2017.
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