EXCLUSIVA - Escapar de la muerte

En exclusiva dos ciudadanos sirios comentan su dramática odisea en medio de la guerra civil, y como debieron huir de Alepo para no engrosar las cifras del medio millón de muertos que ha dejado el conflicto. 


Juan Ariel Toledo Guerra - Según cifras ofrecidas por la ONU la guerra civil en Siria ya ha matado a casi medio millón de personas, por lo que el 12% de la población de ese país árabe ha muerto o resultado herida como consecuencia del conflicto si se le agregan los casi 2 millones de heridos.


Durante algunos meses la ciudad de Alepo, una de las más importantes del país, se mantuvo al margen de la guerra. Por esos días Samer S. Saleem laboraba en la Universidad de la urbe y disfrutaba de los días de trabajo junto a sus amigos, como muestra la foto que encabeza este post.
Sin embargo comenta que en el 2014 tuvo que abandonar la ciudad.
«Yo vivía en la parte occidental, la parte controlada por el gobierno. La otra mitad no era accesible ni segura, por lo que no podía trabajar allí».
«Entonces me decidí a abandonar la ciudad, era eso o mi vida. Existía escasez de comida, agua corriente y electricidad. Más tarde los miembros de mi familia que se quedaron debieron pagar a algunas personas que poseían generadores de Diesel para obtener electricidad».
Anas Ajam*, por su parte ahora reside en Egipto. Este comerciante tenía una oficina cerca de la Gran Mezquita. «Al ver mi fábrica, mis negocios y mi casa destruidos me decidí a huir. No podía seguir viviendo en guerra. Afortunadamente no perdí a ningún miembro de mi familia pero sí a varios amigos».
Alepo estaba virtualmente dividida en dos desde hace cuatro años: el oeste controlado por el gobierno sirio y el este por los grupos rebeldes. Mientras tanto fuerzas kurdas controlaban dos áreas en el norte de la ciudad y el Estado Islámico dominaba en las afueras rurales desde el este.
Precisamente Saleem comenta que antes de su partida a Estados Unidos se fueron a vivir a una casa que compraron en los suburbios de la ciudad, específicamente en Hreitan, pero se convirtió excesivamente peligroso por la presencia de miembros de ISIS.
En la entrevista vía Facebook, Saleem habla con nostalgia de su ciudad y recuerda como le apasionaba visitar cada una de las joyas históricas de Alepo: la ciudad vieja dónde se localiza la ciudadela, el zoco y la gran mezquita.

En 2012 Samer visitó la Ciudad Vieja, zona declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. (Foto: cortesía del entrevistado)

«Claro que extraño mi ciudad, era bonita, segura y barata. Me gustaría volver atrás el tiempo, quizás 5 o 10 años antes. Mi corazón duele al ver mi ciudad en ruinas, pero lo que hiere más aún es el número de vidas perdido debido a esta guerra y las personas que como yo debieron huir». 
 
Samer Saleem recuerda uno de sus pasatiempos favoritos: ver partidos de fútbol en el Estadio Internacional de Alepo (Foto: cortesía del entrevistado).
«Yo he perdido a tantos amigos y miembros de la familia. Mi primo más querido cayó abatido por un francotirador, al hijo del primo de mi madre también le disparó un francotirador. La familia del tío de mi madre quedó enterrada bajo su casa después de un bombardeo, uno de mis parientes fue decapitado por los terroristas. ¿Crees que podía quedarme en Alepo? Yo mismo escapé la muerte cuando un automóvil explotó cerca de mi casa».
Precisamente el 8 de enero de 2014 el Estado Islámico inició una contraofensiva mediante asaltos con coches bomba contra puntos de control de la oposición. Tres ataques tomaron lugar en Al-Bab, Hreitan (lugar a donde se había mudado Samer) y Yarabulus, en Alepo.
Casualmente el Alto Comandante de ISIS en la zona también se nombraba Samer, conocido también como Haji Bakr. El 2 de febrero, poco antes de la huída de Samer Saleem, varios terroristas, incluyendo su comandante, fueron abatidos.
Afortunadamente, luego de estos sucesos, Saleem pudo escapar legalmente a Estados Unidos pero el drama que viven muchos sirios es más profundo. En la próxima entrega de esta exclusiva Moemen Tresy, otro ciudadano sirio, relata su odisea en la ruta de su huida hasta Europa.
A pesar de todo, la añoranza de un regreso queda viva en la mente de Samer Saleem. «Por supuesto que si las cosas se arreglan quiero volver a mi ciudad natal», pero para Anas Ajam volver no es una opción «No tengo ninguna cosa en Alepo por la cual regresar. El trauma de la guerra fue muy grande para mí».

* Por razones de seguridad Anas Ajam prefirió no compartir ninguna fotografía. 

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